miércoles, 22 de abril de 2015

Apostillas al refranero. Modestos, tierras y tapias


            En su edición vigesimotercera, más conocida como la del tricentenario, el diccionario de la RAEL define en su acepción primera la ‘modestia’ como “virtud que modera, templa y regla las acciones externas, conteniendo al hombre en los límites de su estado, según lo conveniente a él”. Y en su acepción segunda, dice: “Cualidad de humilde, falta de engreimiento o de vanidad”. Modestia y humildad son virtudes, pues, que en gran medida vienen a coincidir. En efecto, define el diccionario en su acepción primera a la humildad como “virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con ese conocimiento”. ¡Casi nada la del ojo! Según solemos ser y mostrarnos, soberbios, engreídos, jactanciosos y arrogantes, me temo muy mucho que debe haber muy poquitas personas en el mundo que realmente conozcan “sus propias limitaciones y debilidades”, y se me antoja más difícil y en consecuencia serán aún menos los que “obran de acuerdo con ese conocimiento”, los que moderen, templen y reglen sus acciones externas. Y es que, convendría sin duda llevar a cabo campañas de sinceridad para que nos convenciéramos de que en primer lugar es necesario saber cómo somos realmente, sin tapujos ni fantasías; en segundo a aceptarnos tales cuales somos, sin engaños ni disfraces; y, una vez despojados de arrogancias, engreimientos, vanidades y jactancias, nos amáramos no solo en lo bueno, sino en las carencias, debilidades y limitaciones, porque únicamente cuando lo hayamos conseguido estaremos en condiciones de “obrar de acuerdo con ese conocimiento”, pues solo entonces desarrollaremos esfuerzo y entrega en favor de quienes tenemos alrededor.

 
RECUERDA:

 
Hasta el fin nadie es dichoso
Nadie se alabe hasta que se acabe
Quien no se alaba de ruin se muere
Somos tierra, y no para tapias buenas
Siéntate en tu lugar y no te harán levantar
Hasta muertos y enterrados, no seáis alabados
Nadie debe ser llamado santo antes de la muerte
Modesto en la prosperidad y cuerdo en la adversidad

 Fray Modesto nunca llegó a abad