sábado, 4 de octubre de 2014

Apostillas al refranero. Trabajo

            La palabra española trabajar tiene su origen etimológico en el término latino vulgar TRIPALIARE que significaba ‘torturar’, puesto que derivaba del sustantivo TRIPALIUM, ‘instrumento de tortura’, vocablo a su vez constituido por el prefijo TRI-, ‘tres’, y PALUS, ‘palos’, porque eran tres los maderos que formaban semejante instrumento, al cual se sujetaba el reo. El sustantivo trabajo, derivado del verbo trabajar, conserva hoy en día aún el significado etimológico de ‘sufrimiento’, ‘dolor’. Debe ser por eso por lo que nos escaqueamos del trabajo cuanto nos permiten y un poco más. Cuando, siendo muy niño, me mostraron como un acto casi heroico el que los alemanes, acabada la segunda guerra mundial, para levantar su país, regalaban horas de su trabajo, me quedé admirado. En épocas muy posteriores, al conocer la laboriosidad y el amor al trabajo de los nipones, capaces de llegar al extremo de hacer ‘huelgas a la japonesa’, trabajando a destajo, me sobrecogió de nuevo la sorpresa y el asombro. Y ya en la edad provecta la lectura y meditación de pensamientos de Confucio como ’encuentra un trabajo que te agrade y no volverás a trabajar ni un solo día en tu vida’, hace pensar a uno en eso que nosotros denominamos ‘vocación’, y entonces se entiende el amor al trabajo. Cuando uno trabaja por vocación, el trabajo lo deleita, disfruta de él de modo que hasta se olvida incluso de satisfacer necesidades materiales. Tal es el grado de abstracción complacida a que llega. Quien lo probó lo sabe.
 
RECUERDA:
 
El piano tocado suena mejor
A quien se ayuda, Dios lo ayuda
Lo que poco cuesta poco se aprecia
Quien quiere peces que se moje el culo
De tejas para abajo cada uno vive de su trabajo
Lo que más trabajo cuesta más dulce se muestra
En esta vida caduca, el que no trabaja no manduca
Ama y serás amado, teme a Dios y serás honrado, trabaja y no pedirás necesitado
 
 Refrán es muy antiguo que es gran mal el mal vecino, sobre todo si es de tu oficio


jueves, 2 de octubre de 2014

Apostillas al refranero. Estío

 
           
            La tigre de Bengala                            Por el ramaje oscuro
con su lustrosa piel manchada a trechos,     salta huyendo el canguro.
está alegre y gentil, está de gala.                  El boa se infla, duerme, se calienta
Salta de los repechos                                     a la tórrida lumbre;
de un ribazo al tupido                                  el pájaro se sienta
carrizal de un bambú; luego, a la roca         a reposar sobre la verde cumbre.                    
que se yergue a la entrada de su gruta.                 Siéntense vahos de horno:
Allí lanza un rugido,                                   y la selva indïana,                               
se agita como loca                                        en alas del bochorno,
y eriza de placer su piel hirsuta.                  lanza, bajo el sereno
            La fiera virgen ama.                         cielo, un  soplo de sí. La tigre ufana
Es el mes del ardor. Parece el suelo              respira a pulmón lleno,
rescoldo; y en el cielo                                    y al verse hermosa, altiva, soberana,
el sol, inmensa llama.                                   le late el corazón, se le hincha el seno...
                                                                                              Rubén Darío. Azul
 RECUERDA:
 
En agosto trilla el perezoso
Agua de agosto azafrán, miel y mosto
Junio, julio y agosto, ni dama ni mosto
Agosto tiene la culpa y septiembre la pulpa
El agua por san Juan quita vino y no da pan
La primera lluvia de agosto apresura el mosto
Si no lloviese en agosto, echa tu caudal en mosto
Cuando el sol entra en Leo, buen pollo con pichón y buen vino con melón
 
Agosto, frío en rostro


lunes, 29 de septiembre de 2014

Apostillas al refranero. Primavera


Mes de rosas. Van mis rimas                          Mira: en tus ojos, los míos;
en ronda, a la vasta selva,                              da al viento la cabellera,
a recoger miel y aromas                                  y que bañe el sol ese oro
en las flores entreabiertas.                              de luz salvaje y espléndida.
Amada, ven. El gran bosque                          Dame que aprieten mis manos
es nuestro templo; allí ondea                          las tuyas de rosa y de seda,
y flota un santo perfume                                y ríe, y muestren tus labios
de amor. El pájaro vuela                                su púrpura húmeda y fresca.
de un árbol a otro y saluda                             Yo voy a decirte rimas,
tu frente rosada y bella                                   tú vas a escuchar risueña;
como a un alba; y las encinas                         si acaso algún ruiseñor
robustas, altas, soberbias,                               viniese a posarse cerca
cuando tú pasas agitan                                  y a contar alguna historia
sus hojas verdes y trémulas,                           de ninfas, rosas o estrellas,
y enarcan sus ramas como                             tú no oirás notas ni trinos,
para que pase una reina.                                sino, enamorada y regia,
¡Oh amada mía! Es el dulce                           escucharás mis canciones
tiempo de la primavera.                                  fija en mis labios que tiemblan.
                                                                      ¡Oh amada mía! es el dulce
                                                                       tiempo de la primavera...
Rubén Darío: Azul
 
RECUERDA:
 La primavera la sangre altera
Mes de flores, mes de amores
Abriles y condes, los más traidores
Abril y mayo, la llave de todo el año
Mayo festero deja la rueca tras el humero
Marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso
Marzo pardo, abril lluvioso y mayo ventoso hacen el año hermoso
Las mañanicas de abril son muy dulces de dormir y en las de mayo, de sueño me caigo
 
 Al clérigo y a la trucha por san Juan se les busca