domingo, 2 de abril de 2017

Apostillas al refranero. Eufemistas expertos


         Entre los eufemismos, hay un grupo al que yo denomino divulgativo o popularizador. Se trata de formas lingüísticas que hacen asequibles al pueblo ciertos conceptos habitualmente de carácter científico o técnico. Hace unos años, llamamos vacas locas a la ‘encefalopatía espongiforme bovina’ y neumonía atípica al ‘síndrome respiratorio agudo y grave’, y anteayer denominamos gripe aviar al H7N9. Hay otro grupo al que denomino dignificador: la antigua Escuela de Periodismo, al nacer como estudio universitario cambió su nombre por el más orondo y esponjado Facultad de Ciencias de la Información, en que se podían seguir diversas especialidades, incluso Publicidad. Maestros en el uso y abuso del eufemismo dignificador son los terroristas, tan hábiles en la manipulación que la sociedad entera acepta y usa sus creaciones con la mayor naturalidad. En épocas reativamente recientes en las Provincias Vascongadas y en Navarra, surgió el conflicto vasco y se inició la lucha armada (acciones terroristas) a causa de la existencia de unos elementos diferenciadores con respecto a los ‘maquetos’ españoles, elementos que bien merecían el uso de instrumentos de defensa para conseguir la normalización de Euskadi. De modo inmediato, los separatistas crearon la ETA, su aparato militar. Y para ocultar cuanto había de terrorismo procuraron emplear un léxico esencialmente castrense que ‘dignificaba’ sus acciones. El aparato militar eligió una cúpula que trazó las directrices y definió las estrategias. Surgieron comandos formados por activistas (coaccionadores y asesinos), unos, legales, pues no habían sido fichados; otros liberados, porque ya tenían antecedentes registrados en los tribunales. Se armaron, y ocultaron sus armas y los explosivos de los atentados en zulos. Cayeron las víctimas a centenares. Necesitaban dinero, así que establecieron los impuestos revolucionarios que empobrecieron a la población. Amén de los activistas, era necesario crear un estado de desasogiego general, de modo que el ‘vandalismo’ correspondió a la kale borroca, ejercida por jóvenes radicales, terroristas en ciernes.

RECUERDA:

La mala nueva presto llega
El bien suena, pero el mal llega
Las malas nuevas siempre son verdaderas
A buen entendedor pocas palabras bastan
A lo que no te agrada, haz que no sabes nada
No hay nada tan escondido que no llegue a saberse
No creas de ligero ni vuelvas las orejas detrás del pandero

 Si no fuere lo que suena, lo que fuere sonará