A
veces, cuando en las largas temporadas que por razones familiares me veo
obligado a pasar en Madrid, no dispongo de la información que necesito, así que recurro
a un primo de mi mujer, excelente amigo, que me la brinda de primera calidad aunque
haya de pasar, como don Quijote, las noches de claro en claro. Y esta apostilla
es una de esas circunstancias. Gracias, Ángel. Me preguntaba yo por qué si la
infusión de hojas de nogal era tan buena para el tratamiento de los sabañones;
por qué si se empleaba con tantísimo éxito como astringente; por qué si la nuez
es tan loada en el Antiguo Testamento, ya que “quita y corrige el aliento hediondo,
clarifica la vista, conforta el estómago y digiere el manjar; expele las
ventosidades y aprovecha a las máculas del rostro”; por qué, insisto, nuestros
mayores aconsejaban permanecer el menor tiempo posible bajo un nogal y no
quedarse jamás dormido a su sombra. Ya Plinio advertía que su sombra es “densa
y causa dolor de cabeza en el hombre y daño en cualquier otra planta de su
vecindad”. Parece ser que, en efecto, las hojas y la corteza exterior que
recubre la nuez hasta que madura contienen gran cantidad de taninos y pueden
afectar a las personas, provocándoles dolores de cabeza, malestar gástrico e
incluso vómitos. En cuanto a su fama de enemigo de otras especies arbóreas, se
ha comprobado que, en efecto, produce unas sustancias denominadas juglonas
que almacena esencialmente en las raíces y que utiliza para anular el
crecimiento de otros vegetales. Teniendo en cuenta las dificultades que lo
rodean en su nacimiento y desarrollo y las que padece para multiplicarse, que
tarda además veinte años en dar fruto en plenitud, no es extraño que los pobrecitos
se defiendan. La nuez, en cambio, reduce el LDL, el colesterol malo, el riesgo
de infarto y de angina de pecho, aumenta la elasticidad arterial, rebaja la
hipertensión, mejora la artritis, los dolores reumáticos… Suma y sigue.
RECUERDA:
Año de nueces venga mil veces
Siembra en polvo y tendrás cogolmo
Siembra con llovido y escarda con frío
Siembra quien habla y recoge quien calla
Siembra trigo en barrial y pon la viña en cascajar
Siembra temprano: si te engañas un año, acertarás cuatro
La tierra negra el pan lleva, que la blanca, por las paredes anda