domingo, 18 de diciembre de 2016

Apostillas al refranero. Jitanjáforas


            Es la jitanjáfora una broma del lenguaje que consiste en una creación caprichosa de sonidos que no significa nada, y cuyo valor estético se basa únicamente en la sonoridad. La más antigua registrada pertenece al poeta del siglo XVII Rodrigo Caro: Sal, salero, Sarabuca de rabo de cuca de acucandar. El diplomático, escritor, filólogo y crítico mejicano Alfonso Reyes dio a este tipo de expresiones el nombre de jitanjáfora, tomándolo de una escrita por el poeta cubano Mariano Brull: Filiflama alabe cundre / ala olalúnea alífera / alveolea jitanjáfora / liris salumba salífera. En los inicios del siglo XX, ultraísmo, dadaísmo y surrealismo las utilizaron con extraordinaria frecuencia. Rafael Alberti llena de jitanjáforas el poema dedicado al inquietante pintor que es El Bosco, en que un diablo siebre, notiebre, sipilipitiebre, mandrica y pilindrica, rabudo y cornipelambrudo, mosquiconejea, peditrompetea por un embudo. Los compositores de zarzuela escriben auténticas jitanjáforas para que los letristas se adapten al ritmo de la música y adecuen los textos que escriben al ritmo musical. De una de esas jitanjáforas procede la palabra suripanta, que en principio significó ‘corista’ y luego, por extensión ‘mujer casquivana’, ‘meretriz’. Debió suceder así: En un estribillo de la zarzuela El joven Telémaco, el compositor escribió: Suripanta, la suripanta / maqui trunqui da somatén. / Sun fáribum, sum fariben / maca trúpitem sangasinem. Por la razón que fuera, el letrista no llegó a tiempo de ponerla en el idioma inteligible y el coro cantó el estribillo tal como lo dejó el compositor de la música, con un éxito tal que se venía abajo el teatro de aplausos. Tan famosa se hizo la suripanta, que don Juan Valera la propuso para introducirla en el Diccionario y lo consiguió. El coro de las Ketchup en una canción titulada Aserejé hizo también una auténtica jitanjáfora: Aserejé ja de jé. De jebe tu de jebere seibiunouva, / majavi au de bugui au de buididipi.  No he encontrado jitanjáforas en los refranes, aunque sí contrastes tan marcados que suspenden el juicio.

RECUERDA:
Madre acuciosa, hija vagarosa
Prenda que come, nadie la tome
A padre guardador, hijo gastador
Ni blanco que admire ni negro que tizne
Quien tiene ganas de bailar sin son bailará
Pleito y orinal llevan al hombre al hospital
En casa de tu enemigo, la mujer ten por amigo
Al comer y al cagar se debe el hombre espaciar
A las veces, do cazar pensamos, cazados quedamos
Si buena cuchillada me dio, buena pedrada di a su perro

 Casa de tierra, caballo de hierba y amigo de verba, todo es mierda