martes, 3 de mayo de 2016

Apostillas al refranero. Las hermanas malditas


            Son tantas las leyendas existentes acerca de los montes que forman la cordillera Pirenaica y tal el número de variantes de las leyendas que el curioso podría estarlas escuchando semanas enteras. Cuentan que cuando los visigodos llegaron a la zona del Alto Aragón, en un pueblecito pirenaico vivían tres hermanas huérfanas de madre, a punto de casarse con tres recios habitantes de la zona. Al producirse la invasión, las tres muchachas huyeron con otras mujeres y niños a esconderse en zonas del bosque que solo los lugareños conocían, mientras los hombres se aprestaban a defender lo que era suyo. Vencidos, el padre de las mozas y sus novios fueron hechos prisioneros y llevados al campamento godo. Cuando las jóvenes regresaron a la aldea, no hallaron sino desolación, ruinas, cadáveres y un soldado enemigo malherido que prometió protegerlas ante los suyos si lo ayudaban hasta que pudiera valerse por sí mismo. Prometió también la libertad del padre y los aspirantes al matrimonio con ellas, si hubieran sido hechos prisioneros. Restablecido, se fue al campamento, de donde regresó contando que el padre y los tres novios habían apostatado y éstos se habían unido a mujeres visigodas. Servían ahora en el ejército como soldados y se hallaban en las zonas de combate. Las tres hermanas se fueron al campamento con el soldado. Con el paso del tiempo se olvidaron de los montañeses y al fin aceptaron el matrimonio con el soldado y otros dos camaradas. Renegaron de su fe y celebraron la ceremonia. En realidad, el soldado visigodo había mentido, pues el padre y los novios habían huido, aunque, capturados, murieron en la horca. En la noche de bodas, el padre de las jóvenes se apareció a las tres hermanas y las maldijo. Inmediatamente tembló la tierra en violento terremoto y las muchachas fueron transformadas en los montes que hoy son conocidos como las Tres Sorores.
 
 RECUERDA:
Para casallas, meneallas
Con la cuchara que elijas, comerás
El casamiento y el melón calentura son
El melón y el casamiento, acercamiento
Cabellos y virgos, muchos hay postizos
Retozos a menudo, pronto llegan al culo
Eso le pasó a Justilla por no juntar las rodillas
Yo le digo que se vaya y él desatácase las bragas
Por la mañana la siembra y por la tarde la hembra
La gallina bien galleada y la moza bien requebrada

 Por fornicar y andar desnudo no ahorcaron a ninguno

Apostillas al refranero. Malos, ruines y bellacos


            En los pueblos altoaragoneses se narraban numerosas leyendas de almetas, es decir, de espíritus de personas muertas que no han llegado ni al cielo ni al infierno, almetas que vagan por los montes en busca de un lugar de reposo eterno. Una de las almetas más famosa debe ser la del herrero de Saganta, uno de los cinco herreros aragoneses que, dicen, fueron capaces de engañar al propio Pateta, nombre preferido en la zona para Belcebú. Serían los otros cuatro herreros el zaragozano de Calcena y los también oscenses de Sanfelices, de Serraduy y de Laitago. Debía ser el tal herrero de Saganta un punto filipino de aúpa, tan perverso que sorprendía a los mismísimos demonios con su maldad. Se cuenta que cuando su alma murió se dirigió al cielo, donde se negaron a abrir la puerta dada su maldad reconocida, así que ni corto ni perezoso se dirigió al infierno a cuya puerta llamó también. Le preguntaron quién era y, al  responder: ‘El farre de Saganta’, se oyeron murmullos, voces asustadas, discusiones, gritos desaforados de los demonios menores que amenazaban a Pedro Botero con irse del infierno si allí se recibía a persona de semejante catadura. Así que lo mandaron a freír monas con las palabras más fuertes y duras que uno pueda imaginarse, y desde entonces su almeta vaga por los cerros portando una vela en cada mano, sin hallar acomodo en ningún lugar.

RECUERDA:

Piensa mal y acertarás
Mala hierba presto crece
Vaso malo no se quiebra
Mala hierba nunca muere
En arca abierta, el malo peca
El malo siempre piensa engaño
Hombre bellaco, tres caras o cuatro
Quien en malos pasos anda malos polvos levanta

 Nunca ruin por compadre