Hasta
no hace mucho tiempo, el ocio, lo que se decía ‘estar mano sobre mano’,
es decir, abandonar el trabajo y dedicarse ‘a papar moscas’, ‘a
haraganear’, estaba socialmente muy mal considerado y así lo hace constar
un crecido número de refranes. Sin embargo, en el siglo XX, el ocio dejó de ser
entendido como inacción y dio paso a otro concepto: el de tiempo libre de una
persona o la dedicación que esa persona hace voluntariamente de su tiempo libre
a una tarea distinta a su trabajo habitual con el objeto de descansar,
divertirse, desarrollar sus conocimientos, ayudar a sus semejantes, conseguir
nuevas amistades… Y es que el ser humano intenta alcanzar satisfacciones que no
encuentra en la vida real, unas veces dejando volar la imaginación y la fantasía
con el objeto de evadirse, evasión que se manifiesta de modo distinto en las
diferentes personas, según su inteligencia, su formación, su cultura, el
contexto social en que se desenvuelve su vida, su edad, su situación familiar,
su vida profesional, sus recursos económicos… Como cada vez se produce mayor
especialización en el trabajo y en general aumenta la monotonía de las
ocupaciones, suele producirse en las personas una cierta desmoralización. Como
al mismo tiempo se ha producido una automatización creciente de los
instrumentos de trabajo, que permite ahorro de tiempo, muchos sociólogos se
preguntan si no nos hallamos a las puertas de una nueva etapa, ‘la civilización del ocio’. Si
aceptáramos esto, se me plantea una serie de interrogantes en los que me da
miedo pensar: ¿Qué va a suceder con el pesebre estable a que nos hemos
acostumbrado en la ‘civilización del trabajo’? ¿Qué se va a hacer con el
ingente número de masas ociosas que se originarán? ¿Qué serán capaces de
maquinar todas esas masas ociosas en sus eternidades de ocio?
RECUERDA:
Quien canta sus males espanta
Holgar y medrar no son a la par
Mucha gente junta algo barrunta
El ocio es el padre de todos los vicios
La ociosidad es la madre de la vida padre
Cuando el español canta o rabia o no tiene blanca
Negocio acaba en ocio, pero ocio no acaba en negocio
Mucho sueño legañas cría y el culo caliente y la bolsa fría
Cuando el diablo no tiene que hacer, con el rabo mata moscas