jueves, 30 de abril de 2015

Apostillas al refranero. La felicidad del reloj


            ¡Cuántas veces me habré dicho cada día a lo largo de mi vida, ¡nunca te acostarás sin saber una cosa más! Lo curioso es que a veces me lo tengo que decir por futesas, por naderías, por cosas que debiera necesariamente saber y sin embargo y por desgracia, ignoro. Os contaré una de las últimas: Andaba yo a la caza de alguna idea que me permitiera escribir una apostilla para hilvanar refranes alusivos al paso del tiempo, cuando cayó en mis manos la hoja de calendario del primero de agosto de 2014, viernes, en cuyo reverso se exponía lo sabio que es el reloj. Y, de pronto, ¡la duda! ¿Cuál es la etimología de la palabra reloj? Me dije, el latín, sin duda. Pero no quedé muy satisfecho y me fui a consultar el Breve diccionario etimológico, de Joan Corominas. Y sí, venía del latín ‘horologium’, reloj de sol, no vayáis a pensar otra cosa, que a César solo se le ha visto el reloj de pulsera en alguna versión cinematográfica cómica de su vida. Pero la procedencia no era directa, sino que venía de una forma catalana y dialectal antigua ‘relotge’, que a su vez tenía una forma anterior ‘orollotge’ y que el español tomó como préstamo allá por el año 1400. ¿Y en qué radica la sabiduría del reloj?, os preguntaréis. Según la hoja arriba aludida, en que trabaja más que cualquier humano, aunque lo hace con mayor constancia y regularidad, y más cómodamente, pues marcha siempre segundo a segundo. Además está siempre tranquilo, ya que jamás se inquieta ni por lo hecho el día antes ni por lo que habrá de hacer el día después, así que ni añora ni siente ansiedad. Solo vive el presente, de modo que ni se apresura ni se retrasa. Y está satisfecho por hacer constantemente lo que tiene que hacer: Anda, anda y nunca llega a Peñaranda.

 
RECUERDA:

 
El mundo da muchas vueltas
La Fortuna tiene muchas caras
El tiempo es sabio y el diablo viejo
El tiempo todo lo cura y todo lo muda
El tiempo y las ollas componen las cosas
Más sabe el diablo por viejo que por diablo
El tiempo aclara las cosas y el tiempo las oscurece
El niño recibe el beso gratis, el joven lo roba y el viejo lo paga

 Arrieros somos y en el camino nos veremos