Me
dice alguien: ¿Es que vamos a transformar la Enseñanza en un fraude más de
esta España nuestra? No, no la vamos a transformar. Hace ya muchos años que
es un fraude, primero por el baile constante de planes y porque desde los años
ochenta del siglo pasado muchos planes buscan la igualación degradando.
Buscando el ras de los alumnos por abajo, desjarretando, es decir, usando cuchillas
que cercenen para que nadie pueda sobresalir. Que alguien sobresaliera supondría
molestar a los alumnos molondros, descuidados, apáticos, indolentes, incapaces
o simplemente vagos, a quienes podríamos traumatizar severamente, de modo que
adaptemos los programas para que todos puedan seguir adelante, disfracemos con
eufemismos las calificaciones y demos al final de cada etapa una calificación
vergonzante y global que incluya a todos, incluso a los ineptos. Sí, a esto
venimos jugando hace ya mucho y cada vez el retroceso es mayor y la consideración
de la enseñanza española es peor en los medios internacionales. Y continuaremos
retrocediendo en tanto las familias padezcan el mal de la titulitis y no seamos
capaces de entender que si deseamos una enseñanza de calidad es necesaria la
igualación, sí; pero igualando en altura, engrandeciendo, sublimando, con
planes de estudio exigentes, calificaciones equitativas, exactas, reales, para
que puedan hacer justicia a la capacidad intelectual y al trabajo que cada
discente haya desarrollado. Desgraciadamente, nuestros políticos han tumbado
por futesas la Lomce, popularmente conocida como Ley Wert la única ley
meditada, equitativa y realmente progresista en muchos años, que premiaba la excelencia con controles adecuados
al final de cada etapa, frente a las memeces formulistas como “cumple los
requisitos” que no son sino la capa vergonzante que ocultará de modo artero
la realidad. No cabe duda: Como reza el dicho popular, en España, hecha la
ley, hecha la trampa. Ya trataremos de otros aspectos.
(Dedicado a mi sobrina María, por su trabajo y
esfuerzo)
RECUERDA:
El molino, andando gana
El perezoso vivirá deseoso
Pereza nunca hizo nobleza
El que más duerme menos vive
El último mono es el que se ahoga
Hombre parado no piensa en bueno, sino en malo
Por la calle del luego irás a la plaza del nunca jamás