domingo, 28 de mayo de 2017

Apostillas al refranero. San Cemento


         Parece ser que de unos años a esta parte, los alumnos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid celebran la fiesta del patrón oficioso de la escuela, san Cemento, que tiene lugar el último jueves de abril y cuya conmemoración se ha exportado a otras facultades de la Universidad Complutense, cuyo campus comparten. Vamos, que no nos basta ya con el nutrido y amplio santoral romano, así que los estudiantes han decidido el nacimiento de otro santoral laico; y como a imitación de los matrimonios canónicos surgieron los matrimonios civiles, como a imitación de comuniones y bautizos se han creado comuniones y bautizos laicos, en la Politécnica y la Complutense madrileñas se ha elevado a los altares por su cara dura a Cemento. Los universitarios, por jóvenes, han tenido siempre buen humor; lo expresa su himno: Gaudeamus igitur iuvenes dum sumus…, y han tenido además excelentes tragaderas, por jóvenes y según la picaresca, por otras razones, y si no, preguntadlo a los sopistas. Yo conozco la Orden de la Pilastra, que creaba caballeros y damas pilastrísimos, siempre dentro de la ortodixia y el comediminto; pero esto es harina de que quizá hablemos en otro momento.  Dicen las crónicas que la fiesta cementera fue muy concurrida: congregó a más de quince mil estudiantes (y no estudiantes) en un macrobotellón epicúreo que, a juzgar por las fotografías, dejó las avenidas, las aceras, las escaleras de acceso y todas las zonas no ocupadas por la Policía Municipal transformadas en monumental vertedero de recipientes, después del pantagruélico atracón etílico que había comenzado hacia las dos de la tarde y acabaría en la madrugada del día siguiente. ¿A cuántos cientos de metros cúbicos ascendió la basura abandonada? ¿A cuántos miles de euros los extras de limpieza? ¿A cuántos los servicios de policía? ¿A cuántos la reposición del césped en las zonas destrozadas? ¡Le cuento a usté, señá Paca, y no paro!

RECUERDA:

Lo nuevo place y lo viejo satisface
Lo que sana el hígado enferma el bazo
Ojos que no ven, corazón que no siente
Lo que no va en lágrimas va en suspiros
Lo que los ojos no ven el corazón no lo desea
Todo lo nuevo place, aunque sea contra razón
Muchas veces se ríe de cosa que después se llora
Cuando quieras saber de aquí y de allá, el tiempo te lo dirá

 Cabra que tira al monte, no hay cabrero que la guarde