sábado, 28 de octubre de 2017

Apostillas al refranero. Caravaca de la Cruz

         En la provincia de Murcia se halla la población de Caravaca, cuyo núcleo se concentra en torno al castillo, que perteneció a la orden de los Templarios y más tarde a la de Santiago. El lugar es famoso porque, según una antigua tradición reconocida por la Iglesia, en el santuario de la Santa Cruz del Castillo se conserva el más grande de los lignum crucis existentes: un fragmento de madera de aproximadamente veinte centímetros de altura con doble travesaño. Está cubierto por un engaste de oro en forma de caja, que a su vez se halla encerrado en una caja de plata. La tradición refiere que el día 3 de mayo de 1231, el sacerdote Ginés Pérez Chirinos suscitó la curiosidad de Abú Zeit, jefe almohade de Valencia cuando lo interrogó acerca de su profesión y el sacerdote le contestó que era decir misa. El almohade le pidió una demostración y el cristiano respondió que no podía hacerlo porque necesitaba una cruz. En ese momento, surgieron dos ángeles portadores de una cruz que depositaron sobre una mesa para que sobre ella se celebrara la Eucaristía. A la vista del prodigio, Abú Zeit se convierte al cristianismo con gran parte del séquito presente. La reliquia se guarda en Caravaca desde el siglo XIII, así que al nombre del lugar se le añadió el apellido de la Cruz: Caravaca de la Cruz, centro de pregrinaciones, de modo especial en los años jubilares. Cada 3 de mayo, se celebra la fiesta en la que, además de una serie de actos religiosos, sorprende una espectacular carrera de caballos que suben riquísimamente enjaezados al castillo en el espectáculo conocido como Los caballos del vino. Una de las dos veces que he visitado Caravaca de la Cruz, tuve la suerte de comer en una especie de museo-restaurante donde en una serie de vitrinas se hacía gala de los jaeces ganadores de la carrera en distintos años, de modo que el tiempo que pasamos en el restaurante fue una alegría doble, pues no sólo gustamos sabrosos platos de la cocina murciana, que satisficieron el hambre de perros callejeros que llevábamos sino que también la vista disfrutó del espectáculo de los arneses expuestos.

RECUERDA:
Carne vieja hace buen caldo
Carne de pluma quita arruga
Olla llena, hambriento espera
La olla cogolluda, al costal ayuda
El comer y el rascar todo es empezar
Rascar y comer comienzo han menester
La comida caliente y la escudilla reciente
Olla reposada no la hay en todas las casas

A moro megro, capirote colorado

Moro: morcilla                                                                                 Capirote: vino tinto