Aún recuerdo el día en que, viajando por la antigua N III, llegando a Chiva, dirección Madrid, mi suegro preguntó:
--¿Cómo se llaman los de Chiva?
Era él un tanto impaciente y le agradaba le contestaran de inmediato cuando hacía una pregunta. A mí me gusta conducir muy concentrado y apenas hablo en tal situación, así que aquel día tardé en contestarle, pues llegábamos a la doble curva cerrada que con árboles y malecones había ya rebasada la villa.
--Te aseguro --continuó-- que muchas veces me pregunto por el gentilicio de los que han nacido en tantos pueblos con nombres de animales como hay en España: Mula, Águilas, Pollos, Toro, La Gineta, Carcabuey, Cabra...
No os extrañéis de que conociera esos nombres, porque era capaz de recitar de memoria todas las estaciones en que se detenían los trenes correo que salían de Madrid con destino a Irún, o a Port Bou, o a Valencia; a Murcia, a Cádiz, La Coruña, o a donde fuere... Yo no sé cómo había sido capaz de aprendérselos ni cómo era capaz de retenerlos con el paso del tiempo. Si a eso añadimos su retranca disimulada, capaz de burlarse de todo, entenderéis que me había hecho la pregunta para ver si me pillaba en un renuncio.
Los de Chiva son chivanos, aunque también se acepta chivatos; los de Mula (Murcia) muleños, los de Águilas (Murcia) aguileños, los de Pollos (Valladolid) polleros; toresanos los de Toro (Zamora), que nada tienen que ver con tan bravo animal, sino con los visigodos; gineteros los de La Gineta (Albacete), alcobitenses los de Carcabuey (Córdoba) y egabrenses o cabreños quienes nacieron en Cabra (Córdoba), aunque un poeta del siglo XI --Muccadam ben Moafa-- natural de ese municipio fue apodado por sus contemporáneos 'El Cabrí'. A propósito de egabrenses, se cuenta esta anécdota: Un diputado natural de Cabra se oponía con extraordinaria vehemencia en la Cámara a que el latín entrara en un plan de estudios, argumentando que era una lengua muerta y que no servía para nada. Don Antonio Cánovas del Castillo, malagueño o malacitano ceceoso, socarrón irreprimible, le contestó que el latín servía para cosas tan importantes como para que su señoría fuera llamado egabrense y no otra cosa. Lo curioso es que los nacidos en Cabra (Tarragona) y Cabra (Jaén) se denominan respectivamente cabrenses y cabrileños.
De todos modos, tenía razón mi suegro en preguntarse por los gentilicios, porque, a ver, ¿cómo llamamos a los habitantes de Aldealobos (Logroño)? ¿Y a los de Cantarranas (Cadiz)? ¿Acaso croadores? ¿Quizá cantarranos? ¿Y si se sienten ofendidos y nos declaran personas non gratas? Lo mismo sucede con municipios con nombres de árboles. Los nacidos en El Almendro (Huelva) son almendreros, pero los de Almendros (Cuenca) almendrucos. ¿Y cómo denominaremos a los de Almendra (Salamanca), almendreros, almendreños, almendrucos o, teniendo en cuenta el origen etimológio, amigdaleños? ¿Por qué el natural de Cerezo de Riotirón (Burgos) se llama cerezano, en tanto que el Encinedo (León) recibe el nombre de cabreirés? Evidentemente cabreirés nada tiene que ver con esa planta fagácea que es la 'encina', de donde procede 'Encinedo', pero no es menos cierto que esa población se ubica en la comarca de la Cabrera, que es de donde toman el nombre.
Hay gentilicios que se explican por razones etimológicas, lo cual se entiende muy bien: cesaraugustano (Zaragoza), hispalense (Sevilla), bletisense (Ledesma, Salamanca), bilbilitano (Calatayud, Zaragoza), bisgaritano (Morella, Castellón), mirobrigense (Ciudad Rodrigo, Salamanca), caracense (Guadalajara), ausitano (Vich, Barcelona), astigitano (Écija, Sevilla), egarense (Tarrasa, Barcelona), donostiarra (San Sebastián), capusbovense (Cabeza de Buey, Badajoz).
Lo que es un poquito más difícil de digerir es que topónimos tan diferentes como Abla (Almería) y Ávila coincidan en el gentilicio, abulense. Al igual que Os (Lérida) y Osa de la Vega (Cuenca), cuyo gentilicio común es osense; o Medinaceli (Soria) y Medina del Campo (Valladolid): medinense; o Tabernes de la Valldigna (Valencia) y Taberno (Almería): tabernero, o Badajoz y Beja (Portugal), pacense. Bien está que los habitantes de Valencia, de Valencia de Alcántara, de Valencia de las Torres y de Valencia del Ventoso (las tres últimas en Extremadura) se denominen valencianos;
que los de Torreperogil, Torres y Torres de Albalasánchez (los tres en Jaén) sean denominados torreños; pero, ¿por qué los de Valencia de don Juan (León) se escapan del común y reciben el nombre de coyantinos? ¿Y por qué los de Torres de Bermellón (Zaragoza) y los de Torres de Segre (Lérida) no son 'torreños', sino torreros?
Por el contrario, extraña también que topónimos tan cercanos en la denominación tengan gentilicios tan alejados, tan diferentes: Borja (Lérida) borjense, Borja (Zaragoza) borsaunense; Argamasilla de Alba (Ciudad Real) argamasillero; Argamasilla de Calatrava (Ciudad Real) rabanero; Barco de Ávila, barcense o barqueño y Barco de Valdeorras (Orense), valdeorrés. Santacrucero es el gentilicio de Santa Cruz de la Zarza (Toledo), y churriego el de Santa Cruz de Retamar (Toledo), mientras es tinerfeño el de Santa Cruz de Tenerife.
Se comprende que los de Pontevedra reciban, el nombre de lerenses, por el río Lérez, que desemboca en la ciudad, o que los de Alcañices (Zamora) sean denominados alistanos, pues que el pueblo se encuentra en la comarca de Aliste, o los de la ciudad de Astorga (León) maragatos, por pertenecer a la Maragatería, o lebaniegos los de Potes (Santander). Pero, ¿por qué renegados los de S. Vicente de la Sonsierra (Logroño), bragados los de Atienza (Guadalajara), nazarenos los de Dos Hermanas (Sevilla) o lironeros los de Briones (Logroño)?
Y puestos a buscar rarezas, ¿por qué rabudos los de Torquemada (Palencia), moginos los de Alcaracejos (Córdoba), mojinos los de Jaraicero (Cáceres), sopicones los de Sos (Zaragoza), serranomatiegos los de Salas de los Infantes (Burgos); pajareros los de Dosbarrios (Toledo)? ¿Me atreveré a llamar pajareros a los de Pajares (Zamora), gurriatos a los de El Escorial (Madrid) o gatos a los madrileños?
¿Y cuál será el gentilicio de los de Aveinte (Ávila), pueblecito justo a veinte km. del centro de la ciudad, de El Gordo (Cáceres), de Puercas (Zamora) y de Folladela (La Coruña)?
La Revista del Jordi, mayo de 2006
--¿Cómo se llaman los de Chiva?
Era él un tanto impaciente y le agradaba le contestaran de inmediato cuando hacía una pregunta. A mí me gusta conducir muy concentrado y apenas hablo en tal situación, así que aquel día tardé en contestarle, pues llegábamos a la doble curva cerrada que con árboles y malecones había ya rebasada la villa.
--Te aseguro --continuó-- que muchas veces me pregunto por el gentilicio de los que han nacido en tantos pueblos con nombres de animales como hay en España: Mula, Águilas, Pollos, Toro, La Gineta, Carcabuey, Cabra...
No os extrañéis de que conociera esos nombres, porque era capaz de recitar de memoria todas las estaciones en que se detenían los trenes correo que salían de Madrid con destino a Irún, o a Port Bou, o a Valencia; a Murcia, a Cádiz, La Coruña, o a donde fuere... Yo no sé cómo había sido capaz de aprendérselos ni cómo era capaz de retenerlos con el paso del tiempo. Si a eso añadimos su retranca disimulada, capaz de burlarse de todo, entenderéis que me había hecho la pregunta para ver si me pillaba en un renuncio.
Los de Chiva son chivanos, aunque también se acepta chivatos; los de Mula (Murcia) muleños, los de Águilas (Murcia) aguileños, los de Pollos (Valladolid) polleros; toresanos los de Toro (Zamora), que nada tienen que ver con tan bravo animal, sino con los visigodos; gineteros los de La Gineta (Albacete), alcobitenses los de Carcabuey (Córdoba) y egabrenses o cabreños quienes nacieron en Cabra (Córdoba), aunque un poeta del siglo XI --Muccadam ben Moafa-- natural de ese municipio fue apodado por sus contemporáneos 'El Cabrí'. A propósito de egabrenses, se cuenta esta anécdota: Un diputado natural de Cabra se oponía con extraordinaria vehemencia en la Cámara a que el latín entrara en un plan de estudios, argumentando que era una lengua muerta y que no servía para nada. Don Antonio Cánovas del Castillo, malagueño o malacitano ceceoso, socarrón irreprimible, le contestó que el latín servía para cosas tan importantes como para que su señoría fuera llamado egabrense y no otra cosa. Lo curioso es que los nacidos en Cabra (Tarragona) y Cabra (Jaén) se denominan respectivamente cabrenses y cabrileños.
De todos modos, tenía razón mi suegro en preguntarse por los gentilicios, porque, a ver, ¿cómo llamamos a los habitantes de Aldealobos (Logroño)? ¿Y a los de Cantarranas (Cadiz)? ¿Acaso croadores? ¿Quizá cantarranos? ¿Y si se sienten ofendidos y nos declaran personas non gratas? Lo mismo sucede con municipios con nombres de árboles. Los nacidos en El Almendro (Huelva) son almendreros, pero los de Almendros (Cuenca) almendrucos. ¿Y cómo denominaremos a los de Almendra (Salamanca), almendreros, almendreños, almendrucos o, teniendo en cuenta el origen etimológio, amigdaleños? ¿Por qué el natural de Cerezo de Riotirón (Burgos) se llama cerezano, en tanto que el Encinedo (León) recibe el nombre de cabreirés? Evidentemente cabreirés nada tiene que ver con esa planta fagácea que es la 'encina', de donde procede 'Encinedo', pero no es menos cierto que esa población se ubica en la comarca de la Cabrera, que es de donde toman el nombre.
Hay gentilicios que se explican por razones etimológicas, lo cual se entiende muy bien: cesaraugustano (Zaragoza), hispalense (Sevilla), bletisense (Ledesma, Salamanca), bilbilitano (Calatayud, Zaragoza), bisgaritano (Morella, Castellón), mirobrigense (Ciudad Rodrigo, Salamanca), caracense (Guadalajara), ausitano (Vich, Barcelona), astigitano (Écija, Sevilla), egarense (Tarrasa, Barcelona), donostiarra (San Sebastián), capusbovense (Cabeza de Buey, Badajoz).
Lo que es un poquito más difícil de digerir es que topónimos tan diferentes como Abla (Almería) y Ávila coincidan en el gentilicio, abulense. Al igual que Os (Lérida) y Osa de la Vega (Cuenca), cuyo gentilicio común es osense; o Medinaceli (Soria) y Medina del Campo (Valladolid): medinense; o Tabernes de la Valldigna (Valencia) y Taberno (Almería): tabernero, o Badajoz y Beja (Portugal), pacense. Bien está que los habitantes de Valencia, de Valencia de Alcántara, de Valencia de las Torres y de Valencia del Ventoso (las tres últimas en Extremadura) se denominen valencianos;
que los de Torreperogil, Torres y Torres de Albalasánchez (los tres en Jaén) sean denominados torreños; pero, ¿por qué los de Valencia de don Juan (León) se escapan del común y reciben el nombre de coyantinos? ¿Y por qué los de Torres de Bermellón (Zaragoza) y los de Torres de Segre (Lérida) no son 'torreños', sino torreros?
Por el contrario, extraña también que topónimos tan cercanos en la denominación tengan gentilicios tan alejados, tan diferentes: Borja (Lérida) borjense, Borja (Zaragoza) borsaunense; Argamasilla de Alba (Ciudad Real) argamasillero; Argamasilla de Calatrava (Ciudad Real) rabanero; Barco de Ávila, barcense o barqueño y Barco de Valdeorras (Orense), valdeorrés. Santacrucero es el gentilicio de Santa Cruz de la Zarza (Toledo), y churriego el de Santa Cruz de Retamar (Toledo), mientras es tinerfeño el de Santa Cruz de Tenerife.
Se comprende que los de Pontevedra reciban, el nombre de lerenses, por el río Lérez, que desemboca en la ciudad, o que los de Alcañices (Zamora) sean denominados alistanos, pues que el pueblo se encuentra en la comarca de Aliste, o los de la ciudad de Astorga (León) maragatos, por pertenecer a la Maragatería, o lebaniegos los de Potes (Santander). Pero, ¿por qué renegados los de S. Vicente de la Sonsierra (Logroño), bragados los de Atienza (Guadalajara), nazarenos los de Dos Hermanas (Sevilla) o lironeros los de Briones (Logroño)?
Y puestos a buscar rarezas, ¿por qué rabudos los de Torquemada (Palencia), moginos los de Alcaracejos (Córdoba), mojinos los de Jaraicero (Cáceres), sopicones los de Sos (Zaragoza), serranomatiegos los de Salas de los Infantes (Burgos); pajareros los de Dosbarrios (Toledo)? ¿Me atreveré a llamar pajareros a los de Pajares (Zamora), gurriatos a los de El Escorial (Madrid) o gatos a los madrileños?
¿Y cuál será el gentilicio de los de Aveinte (Ávila), pueblecito justo a veinte km. del centro de la ciudad, de El Gordo (Cáceres), de Puercas (Zamora) y de Folladela (La Coruña)?
La Revista del Jordi, mayo de 2006