sábado, 10 de junio de 2017

Apostillas al refranero. El esperpento


         Se me ha preguntado también por el esperpento. Don Ramón María del Valle-Inclán creó un género teatral al que denominó esperpento, cuya primera muestra fue una obra a la que denominó Luces de bohemia. Max Estrella, el protagonista de la obra, en conversación con don Latino de Hispalis lo define así: “Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el esperpento”. Los héroes clásicos eran semidioses que se distinguían por sus virtudes o por su valor y fortaleza. Excepcionalmente, los seres humanos eran elevados a la categoría de héroes, como Edipo de Tebas. Estos héroes se hallaban marcados por un destino inexorable, que se cumplía por más esfuerzo que hicieran para que no ocurriera así. Si los héroes clásicos (hermosos, fuertes, vigorosos, decididos) se miran en los espejos cóncavos, se transforman en seres humanos viejos, canijos, mezquinos que, sin embargo, quieren parecer héroes clásicos, de modo que, en lugar de ser sublimados en el cumplimiento de su deber, actúan caricaturescamente. Seres grotescos de inicios del siglo XX, individuos resentidos, se transforman en antihéroes que utilizan el lenguaje coloquial para expresar una crítica corrosiva, despiadada, demoledora de la realidad política y social de la época. Valle-Inclán incluyó también en el grupo de esperpentos las tres piezas teatrales contenidas en Martes de carnaval: Las galas del difunto, Los cuernos de don Friolera y La hija del capitán. No obstante, los rasgos esperpénticos son constantes en toda la producción literaria de don Ramón, pues más que un género literario concreto es una técnica que él acentuará a medida que pasa el tiempo: novelas como Tirano Banderas y la trilogía recogida en el incompleto El ruedo Ibérico: La corte de los milagros, Viva mi dueño, Baza de espadas, muestran de modo evidente esa técnica.

RECUERDA:

Mal ajeno no trae consuelo
Ruin sea quien por ruin se tiene
Mal de muchos, consuelo de tontos
El mal que no es durable es tolerable
Nadie es adivino del mal que está vecino
El mayor mal de los males es tratar con animales
Mal que espera bonanza no es mal de importancia
Mal que no tiene remedio, olvidarlo es el mejor medio

 Lo que de Dios está a la mano se vendrá

domingo, 4 de junio de 2017

Apostillas al refranero. Río desbordado


         Como cualquier organismo vivo, las lenguas sufren crisis de desgaste y crisis de crecimiento de las que los hablantes nos damos cuenta y ante las que adoptamos las posiciones más diversas, desde el desdén y la indiferencia hasta la preocupación y el enojo acalorado. Hoy en día están desapareciendo muchas profesiones de técnicas artesanales, por ejemplo, y con ellas tecnicismos propios de sus actividades. ¿Quién se acuerda de las garlopas, las escofinas o las gubias de los carpinteros? Son como células que por falta de utilidad dejan de nombrarse y quedan arrumbadas en los desvanes del olvido de los diccionarios hasta que se transforman en arcaísmos si un hada benéfica como Antonio Azorín no los desempolva del olvido y los saca a pasear por alguna de sus páginas. Al mismo tiempo, con el evolucionar de las costumbres y el desarrollo de las ciencias y de la técnica, surgen palabras nuevas, los neologismos, llegados de las procedencias más diversas. Ya en el siglo XVIII el médico de la marina y catedrático de Cirugía Juan Manuel de Aréjula sostuvo la necesidad de que esas células nuevas se acomodaran al espíritu de nuestra lengua y fueran claras y exactas para que su contenido significara lo que quería comunicarse y no otra cosa. José Cadalso en las Cartas Marruecas se burla de los galicismos introducidos por los esnob de la época y de los galimatías que originaba su utilización. ¡Ay!, menos mal que no llegó a conocer la balumba de los que han entrado como consecuencia del desarrollo tan veloz de la ciencia, de la técnica, de las comunicaciones hoy en día. Uno puede comer pizza, gofres, suflé, hot dog, lasaña, sushi y sentirse por ello la mar de internacional. Pero la riada incontenible de anglicismos que nos invade es abrumadora. Yo pido información a mi hija menor sobre el funcionamiento del ordenador y las comunicaciones llamadas de masas y confieso que a veces no me entero ni de jota de lo que me dice: la web, el moden, zaping, share, rating, hi.fi, wi.fi, hardware. Pero es que lo mismo me sucede en el mundo del deporte (match, play offespónsor, mánager, míster, hooligan) y en el de la economía (opas, broker, tiburónpac-man, slipperfinders) y en el de la moda: fashion, pitillosshorts, jeans, slip, boxer; ¿pero dónde encuentro yo los calzoncillos?

RECUERDA:
O ayunar o comer trucha
O nadar o guardar la ropa
Soplar y sorber a la vez no puede ser
No puede ser repicar y estar en la procesión
No puede a la vez ser, dormir y guardar las eras
No puedo ser puta y pedrera, ni quiero, aunque pudiera
Sábele bien y hácele mal a mi borriquito la hoja de nogal

 Salta como granizo en albarda