martes, 27 de diciembre de 2016

Apostillas al refranero. Hambres, virtudes y vicios


            Desconozco el nombre del autor de este texto, pero me gusta y lo transcribo: Dichosos los que se empobrecen por invertir y crear puestos de trabajo, porque acumulan acciones del Reino. Dichosos los que renuncian a un pluriempleo que no necesitan para vivir dignamente, porque tienen un puesto asegurado en el Reino. Dichosos los funcionarios públicos que trabajan como si de trabajar para sí mismos se tratara y agilizan los trámites y estudian seriamente los problemas, porque su trabajo será considerado como santidad. Dichosos los profesionales que no se oponen a las reformas justas de su ejercicio profesional, porque vale más quedar a bien con Dios que con los colegas. Dichosos los obreros y empleados que prefieren puestos de trabajo para todos antes que sus propias horas extra o subidas adicionales, porque saben dónde está su beneficio. Dichosos los banqueros, intermediarios y comerciantes que no se aprovechan de situaciones difíciles para aumentar sus ganancias, porque prestan un gran servicio a la paz. Dichosos los políticos y sindicalistas que se esfuerzan en buscar soluciones reales al paro, por encima de estrategias o intereses de partido, porque aceleran la venida del Reino. Dichosos seremos todos, cuando dejemos de decir: “Si yo no me aprovecho, otro se aprovechará”; cuando dejemos de pensar: “Si todos lo hacen, no será tan malo”; cuando dejemos de razonar: “No faltando a la ley, puedo hacer lo que quiera”, porque entonces la vida en sociedad será anticipo de la felicidad del Reino.

RECUERDA:

 Harto ayuna quien más come
La pobreza es escalera del cielo para el bueno
Necesidad manifestada, necesidad remediada
No hay virtud y nobleza que no abata la pobreza
La pobreza no quita la virtud ni la pone la riqueza
No hay virtud ninguna que necesidad de miseria no la consuma
El hombre pobre todo es proyectos, a veces malos, a veces buenos
Pobreza, escalera de del infierno para el que de virtud anda enfermo
Si tienes dinero que te sobre y no tienes caridad, eres pobre de solemnidad

 Al comer, comamos; y al pagar, a ti suspiramos