Fue
Viriato un pastor lusitano que, cuando el pretor romano Galba se
dedicó allá por el año 150 antes de Cristo a saquear todo lo que encontró de
exprimible en los bienes de los lusitanos, a perseguirlos y a asesinarlos, puso
pies en polvorosa y se convirtió en caudillo de la resistencia contra los
expoliadores transalpinos. Cercado por Cayo Vetilio, disuadió a los
suyos del propósito de capitular, ordenó que se dispersaran en grupos pequeños
y, con los más aguerridos rompió el cerco, arrastró tras sí a los romanos de
los que fingió huir para esperarlos emboscado cerca de Ronda, donde les infligió
una derrota que costó la vida al propio Cayo. Esto lo hacía dueño por algún
tiempo de la Hispania Ulteriror, mas, decidido a proseguir la lucha, pasó a la
Hispania Citerior donde, tras derrotar nuevamente a los soldados de Roma, se
hizo fuerte en zonas carpetanas cercanas al Tajo y el Guadarrama, e incluso tomó
Segóbriga. El cónsul Fabio Máximo Emiliano lo derrotó en campo abierto y
hubo de retirarse hacia el sur. No obstante, aprovechando que las legiones
romanas se hallaban ocupadas tratando de someter a los numantinos, atacó la
Lusitania, donde derrotó en el año 140 al cónsul Serviliano, con quien
firmó un acuerdo aceptado por Roma, por el que Viriato era reconocido como
caudillo del pueblo lusitano, a cambio de que depusiera las armas. Un nuevo cónsul,
Cepión, decidió acabar con toda amenaza de resistencia. Tratando Viriato
de buscar un nuevo acuerdo, pues tantos años de lucha habían debilitado a sus
guerrilleros, envió a negociar a tres de sus jefes, cuyos nombres silenciaré,
aunque los conozco desde muy niño, por viles e infames, que se dejaron sobornar,
y al regreso asesinaron a Viriato. Cuando acudieron a cobrar lo estipulado, ‘Roma
no paga a traidores’, fue la respuesta que encontraron.
El dinero hace lo malo bueno
El dinero hace al necio caballero
No hay cerradura si es de oro la ganzúa
Para que anden los carros hay que untarlos
Más ablanda dinero que promesa de caballero
El martillo de plata rompe las puertas de hierro
Trae la bolsa abierta y de ella saldrá la sentencia
Mal anda el tiempo, cuando lo que se puede alcanzar por Justicia se
alcanza por dinero