sábado, 20 de mayo de 2017

Apostillas al refranero. Apriessa como sueño


         Leo en La Gaceta de Salamanca del sábado 29 de abril de 2017 este titular: Patrimonio autoriza el derribo del “Bartolo”, y viene a mi mente algún soneto quevedesco de los llamados filosóficos: ¡Bien te veo correr, tiempo ligero, / cual por mar ancho despalmada nave!..., y el terrible, desolado y desasosegador ¡Cómo de entre mis manos te resbalas! / ¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!, cuyo verso final, referido a la vida, resulta casi nihilista: cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana. Me explico: “El Bartolo” ha sido desde hace mucho tiempo en Salamanca el colegio mayor de San Bartolomé, el más antiguo de España, fundado en el siglo XV por el arzobispo don Diego de Anaya Maldonado para que sus hijos pudieran residir mientras estudiaban en la ciudad del Tormes. Y no penséis mal del buen don Diego, uno de los pocos humanos que habrá pasado por todos los estados que se puede pasar en la vida: soltero, casado, viudo y, habiendo enviudado, se hizo sacerdote y llegó a la mitra arzobispal de Salamanca y de Sevilla. Después de nuestra última guerra civil, se ubicó el renacido colegio en un edificio de la plaza de Fray Luis de León, al que se hicieron diversos añadidos para que pudiera recibir a mayor número de estudiantes. En él residí durante los cinco años que estudié en Salamanca. Enfrente teníamos otro colegio mayor de nueva creación: el colegio Fray Luis de León, conocido como el Fray Luis, a secas. Podéis suponer que entre los estudiantes de ambos nació una rivalidad grande que nunca pasó de la broma. Y que abarcó desde los uniformes hasta una especie de West side Story entre un estudiante del Bartolo y la hija de un director del Fray Luis. Del derribo se librará la parte más antigua, no los añadidos. El edificio que surja, albergará el aulario de Cursos Internacionales. En el proyecto primitivo se recogía la construcción de un aparcadero subterráneo que ha sido desechado pues las catas llevadas a cabo han detectado la existencia de restos de la antigua iglesia de San Bartolomé, del siglo XII. Al echar la vista atrás, también Jorge Manrique me viene a las mientes, pues “no hay cosa fuerte” y “se va la vida apriessa como sueño”.

RECUERDA:
 
A la mocedad, ramera; a la vejez, candelera
La mocedad holgada trae la vejez trabajada
De mozo muy jaranero; de viejo gran rezador
La juventud tiene la fuerza y la vejez la prudencia
Ni para mozo hay mal cocinero ni para viejo fiel despensero
El viejo en su tierra y el mozo en la ajena mienten de igual manera
El viejo por no poder y el mozo por no saber dejan a la moza sin lo que puedes entender

 Prefiero viejo que me honre a galán que me asombre

domingo, 14 de mayo de 2017

Apostillas al refranero. Añoranzas y lembranzas


         En las temporadas en que me veo obligado a residir en Madrid, mi primo Ángel Blázquez me pasa La Gaceta de Salamanca, cosa que le agradezco un montón. En la del martes, 25 de abril de 2017, se recoge un artículo, Defensa del español, en que se habla de una serie de personas salmantinas o muy relacionadas con Salamanca, miembros de la Real Academia Española de la Lengua. Y pensativo, admirado, sorprendido, y agradecido al autor he pasado un buen rato con recuerdos, pues de entre las ocho personas que cita, por una razón u otra, conozco a seis; y de las seis hay tres con las que me relacioné en mi época joven: Fernando Lázaro Carreter, José Antonio Pascual y Paz Battaner. Don Fernando fue profesor mío de Gramática General y Crítica Literaria a lo largo de los cinco años de carrera, dirigió los cursos del CAP que me permitieron dedicarme a la docencia y dirigió mi tesina cuando me licencié en 1966. Tomó posesión del sillón R de la RAEL en 1972 y fue director de la institución entre 1991 y 1998. En 1974 lo visité en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid para pedirle dirigiera mi tesis doctoral, pero me dio amables calabazas por falta de tiempo. De José Antonio guardo entrañable recuerdo. Estudiaba dos cursos antes que yo y nada más terminar la carrera fue ayudante de don José Luis Pensado. Cuando yo comenzaba quinto, Pensado pasó un curso entero en EEUU y fue sustituido por José Antonio que impartió unas clases excelentes en ciencia y método. Una delicia. Ocupa el sillón k, del que tomó posesión en 2002. Lleva ocho años como vicedirector de la “docta casa”. A Paz (sillón s) no la conocí ya en Salamanca, aunque sí oí hablar mucho de ella y de que había obtenido la cátedra de un instituto de Vitoria nada más acabar la carrera. Sorprendentemente la conocería en Vitoria, pues fui aceptado como profesor no numerario del instituto Federico Baraibar, cuya sede era el edificio del actual Parlamento vasco. Como ella, mujer inquieta, se encontrara en Barcelona haciendo nuevas oposiciones hube de sustituirla durante los primeros meses en dos grupos. Jefa excelente y orientadora magnífica.

RECUERDA:

Hayamos paz y viviremos asaz
Siembra en haz y cogerás en paz
No pica la abeja a quien en su paz la deja
Penas que no sueltas, penas que indigestan
La vida de la aldea dela Dios a quien la desea
Matrimonio y señorío no quieren furia ni brío
Cuanto sabes no dirás, cuanto ves no juzgarás, si quieres vivir en paz

 Al que se hace de miel, le pican las moscas