jueves, 17 de julio de 2014

Apostillas al refranero. Envidia

    
     En el Prólogo al lector de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (segunda parte de El ingenioso hidalgo...), dice Cervantes conocer solo uno de los dos tipos de envidia que existen, la envidia noble, sana bienintencionada y santa, que promueve la admiración, la emulación y la superación personal. Miguel de Unamuno sostiene, no obstante, que es la otra envidia, la mezquina, la que provoca tristeza por el bien que otros poseen, la dominante entre los españoles, quienes critican, censuran, murmuran, desacreditan, van con cuentos, traen y llevan, calumnian y despellejan a los envidiados. En efecto, los ponen en la picota, les cortan sayos, les hacen trajes y no les dejan hueso sano. Mientras se dan filo a la lengua y se meten en vidas ajenas, les quitan el pellejo, les roen los zancajos o les desentierran los muertos; les revuelven los caldos y los ponen como el perejil, como chupa dómine o cual no digan dueñas...

 
     RECUERDA:

 
El que trae lleva
Quien escucha su mal oye
La fortuna de la fea la bonita la desea
Da Dios pañuelo a quien no tiene mocos
Da Dios almendras a quien no tiene muelas
El golpe de la sartén, aunque no duela, tizna
Estando el hombre ocioso se metió a chismoso
Quien de otros te habla mal, a otros de ti lo hará
El golpe de la sartén siempre tizna y no hace bien
Juntáronse delantales y no quedó vecina sin señales

 
Desde los tiempos de Adán unos recogen el trigo y otros se comen el pan

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