¡Cuántas veces me habré dicho cada
día a lo largo de mi vida, ¡nunca te
acostarás sin saber una cosa más! Lo
curioso es que a veces me lo tengo que decir por futesas, por naderías, por
cosas que debiera necesariamente saber y sin embargo y por desgracia, ignoro.
Os contaré una de las últimas: Andaba yo a la caza de alguna idea que me
permitiera escribir una apostilla para hilvanar refranes alusivos al paso del
tiempo, cuando cayó en mis manos la hoja de calendario del primero de agosto de
2014, viernes, en cuyo reverso se exponía lo sabio que es el reloj. Y, de
pronto, ¡la duda! ¿Cuál es la etimología de la palabra reloj? Me dije, el latín,
sin duda. Pero no quedé muy satisfecho y me fui a consultar el Breve diccionario etimológico, de Joan
Corominas. Y sí, venía del latín ‘horologium’, reloj de sol, no vayáis a pensar
otra cosa, que a César solo se le ha visto el reloj de pulsera en alguna
versión cinematográfica cómica de su vida. Pero la procedencia no era directa, sino que venía
de una forma catalana y dialectal antigua ‘relotge’, que a su vez tenía una
forma anterior ‘orollotge’ y que el español tomó como préstamo allá por el año
1400. ¿Y en qué radica la sabiduría del reloj?, os preguntaréis. Según la hoja
arriba aludida, en que trabaja más que cualquier humano, aunque lo hace con
mayor constancia y regularidad, y más cómodamente, pues marcha siempre segundo
a segundo. Además está siempre tranquilo, ya que jamás se inquieta ni por lo
hecho el día antes ni por lo que habrá de hacer el día después, así que ni añora
ni siente ansiedad. Solo vive el presente, de modo que ni se apresura ni se retrasa.
Y está satisfecho por hacer constantemente lo que tiene que hacer: Anda, anda y nunca llega a Peñaranda.
El mundo da
muchas vueltas
La Fortuna
tiene muchas caras
El tiempo es
sabio y el diablo viejo
El tiempo todo
lo cura y todo lo muda
El tiempo y
las ollas componen las cosas
Más sabe el
diablo por viejo que por diablo
El tiempo
aclara las cosas y el tiempo las oscurece
El niño recibe
el beso gratis, el joven lo roba y el viejo lo paga
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