Parece
ser que de unos años a esta parte, los alumnos de la Escuela de Arquitectura de
la Universidad Politécnica de Madrid celebran la fiesta del patrón oficioso
de la escuela, san Cemento, que tiene lugar el último jueves de abril y
cuya conmemoración se ha exportado a otras facultades de la Universidad
Complutense, cuyo campus comparten. Vamos, que no nos basta ya con el
nutrido y amplio santoral romano, así que los estudiantes han decidido el
nacimiento de otro santoral laico; y como a imitación de los matrimonios canónicos
surgieron los matrimonios civiles, como a imitación de comuniones y bautizos se
han creado comuniones y bautizos laicos, en la Politécnica y la Complutense
madrileñas se ha elevado a los altares por su cara dura a Cemento. Los universitarios, por
jóvenes, han tenido siempre buen humor; lo expresa su himno: Gaudeamus
igitur iuvenes dum sumus…, y han tenido además excelentes tragaderas, por jóvenes
y según la picaresca, por otras razones, y si no, preguntadlo a los sopistas.
Yo conozco la Orden de la Pilastra, que creaba caballeros y damas
pilastrísimos, siempre dentro de la ortodixia y el comediminto; pero
esto es harina de que quizá hablemos en otro momento. Dicen
las crónicas que la fiesta cementera fue muy concurrida: congregó a más de quince mil
estudiantes (y no estudiantes) en un macrobotellón epicúreo que, a juzgar por
las fotografías, dejó las avenidas, las aceras, las escaleras de acceso y todas
las zonas no ocupadas por la Policía Municipal transformadas en monumental
vertedero de recipientes, después del pantagruélico atracón etílico que había
comenzado hacia las dos de la tarde y acabaría en la madrugada del día
siguiente. ¿A cuántos cientos de metros cúbicos ascendió la basura abandonada?
¿A cuántos miles de euros los extras de limpieza? ¿A cuántos los servicios de
policía? ¿A cuántos la reposición del césped en las zonas destrozadas? ¡Le
cuento a usté, señá Paca, y no paro!
RECUERDA:
Lo nuevo place y lo viejo satisface
Lo que sana el hígado enferma el bazo
Ojos que no ven, corazón que no siente
Lo que no va en lágrimas va en suspiros
Lo que los ojos no ven el corazón no lo desea
Todo lo nuevo place, aunque sea contra razón
Muchas veces se ríe de cosa que después se llora
Cuando quieras saber de aquí y de allá, el tiempo te lo dirá
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