Como
cualquier organismo vivo, las lenguas sufren crisis de desgaste y crisis de
crecimiento de las que los hablantes nos damos cuenta y ante las que adoptamos
las posiciones más diversas, desde el desdén y la indiferencia hasta la
preocupación y el enojo acalorado. Hoy en día están desapareciendo muchas
profesiones de técnicas artesanales, por ejemplo, y con ellas tecnicismos
propios de sus actividades. ¿Quién se acuerda de las garlopas, las escofinas
o las gubias de los carpinteros? Son como células que por falta de
utilidad dejan de nombrarse y quedan arrumbadas en los desvanes del olvido de
los diccionarios hasta que se transforman en arcaísmos si un hada benéfica
como Antonio Azorín no los desempolva del olvido y los saca a pasear por alguna
de sus páginas. Al mismo tiempo, con el evolucionar de las costumbres y el desarrollo de las ciencias y de la técnica,
surgen palabras nuevas, los neologismos, llegados de las procedencias más
diversas. Ya en el siglo XVIII el médico de la marina y catedrático de Cirugía Juan Manuel de Aréjula
sostuvo la necesidad de que esas células nuevas se acomodaran al espíritu de
nuestra lengua y fueran claras y exactas para que su contenido significara
lo que quería comunicarse y no otra cosa. José Cadalso en las Cartas
Marruecas se burla de los galicismos introducidos por los esnob
de la época y de los galimatías que originaba su utilización. ¡Ay!, menos mal
que no llegó a conocer la balumba de los que han entrado como consecuencia del
desarrollo tan veloz de la ciencia, de la técnica, de las comunicaciones hoy en día. Uno puede comer pizza,
gofres, suflé, hot dog, lasaña, sushi y
sentirse por ello la mar de internacional. Pero la riada incontenible de anglicismos
que nos invade es abrumadora. Yo pido información a mi hija menor sobre el
funcionamiento del ordenador y las comunicaciones llamadas de masas y confieso
que a veces no me entero ni de jota de lo que me dice: la web, el moden,
zaping, share, rating, hi.fi, wi.fi, hardware.
Pero es que lo mismo me sucede en el mundo del deporte (match, play off, espónsor, mánager, míster, hooligan) y en el de la economía (opas, broker, tiburón, pac-man, slipper, finders) y
en el de la moda: fashion, pitillos, shorts, jeans, slip, boxer;
¿pero dónde encuentro yo los calzoncillos?
RECUERDA:
O ayunar o comer trucha
O nadar o guardar la ropa
Soplar y sorber a la vez no puede ser
No puede ser repicar y estar en la procesión
No puede a la vez ser, dormir y guardar las eras
No puedo ser puta y pedrera, ni quiero, aunque pudiera
Sábele bien y hácele mal a mi borriquito la hoja de nogal
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