lunes, 31 de marzo de 2014

Siempre mañana y nunca mañanamos (y II)

 
          Entre 1953 y 1965 dirige la revsita Cuadernos Hispanoamericanos. En 1960 publica un extenso ensayo, Cervantes y la libertad. Dos años más tarde es nombrado miembro de la RAEL y de la Hispanic Society of America. Entre 1965 y 1971 dirige la redacción del Gan Diccionario Enciclopédico Ilustrado de Selecciones del Reader´s Digest. Publica en 1966 El sentimiento de desengaño en la poesía barroca, y Pasión y muerte del Conde de Villamediana en 1969. En 1970 se le concede el Premio de la Crítica. Publica en 1972 dos ensayos: Teoría de la libertad y Lírica española. Uno de los apartados de Lírica española (Garcilaso Camoens y la lírica española del siglo de Oro) obtiene el premio Miguel de Unamuno. Nombrado Director del Departamento de Actividades Culturales del Instituto de Cultura Hispánica en 1973, edita ese mismo año Canciones, conjunto de poemas breves y sentenciosos por una parte, y por otra poemas narrativos en prosa.
 
La fotografía
 
                                                             Me gusta tanto que a veces
                                                             al mirarla le doy vida,
                                                             le pregunto y me contesta,
                                                             ¡quién lo diría!
                                                             De cuando en cuando se queda
                                                             pensativa.
 
          También en el mismo año se le concede el Premio Nacional de Ensayo. Edita en 1974 Como el corte hace la sangre, conjunto de magníficos poemas en verso libre.
 
Durante el embarazo el corazón del niño es ya un galope
 
                                                Primero fue como un deshojamiento
                                          interno de tu carne,
                                                                                 una frontera                 
                                          de lo oscuro a lo claro,
                                                                                     una escalera
                                          de sangre,
                                                                  una palabra en movimiento
                                          cada vez más pudiente,
                                                                                         luego el lento
                                          escalón de la vida:
                                                                            su primera
                                          imprimación social sobre la cera
                                          virgen, y su continuo crecimiento
                                          que ya empieza a dolerte, y ua te mide
                                          con sus pies poco a poco, y anda entre
                                          la luz de nueve meses que es su día,
                                          y te habla de ti misma y ya te pide
                                          que no le desampares en tu vientre
                                          no sabiendo que vive todavía.
 
La cicatriz
 
          A cada hombre le tendríamos que hablar en una lengua distinta,
a cada amigo le tendríamos que hablar con una voz distinta
para que nos pudiesen comprender,
pero la lengua personal es tan fiel a sí misma,
tan incomunicable
que las palabras son como ataúdes
y solo llevan de hombre a hombre
su andamio agonizante,
su remanente de silencio
y su estertor,
                                 como aquella mañana
en que al sentarme en el autobús
vi a mi lado una antigua moneda romana,
una medalla
o una lápida
que hablaba masticando las palabras:
era una campesina ya embebida
por la intemperie de las noches a tientas
y de la vida a ciegas,
que me miraba con un poco de luto en las pupilas
como queriéndome abrigar,
y yo no supe contestarle,
y yo callaba junto a ella
porque mi lengua personal es inventada,
literaria y enfática,
y como no me sirve para hablar con un obrero o con un niño,
y como no me puede dar la absolución,
a veces tengo que ocultarla como se oculta el dinero en la cartera,
a veces tengo que callar,
como hice entonces,
sintiendo de repente
la incomunicación
igual que el aletazo de un murciélago
con su golpe de trapo,
y su asco parcelado sobre el rostro
donde el labio que calla va convirtiéndose en cicatriz. 
 
          Publica en 1978 una antología de textos y poemas sobre pintura, que titula Pintura escrita, y un ensayo, La poesía de Neruda. Entre 1978 y 1983 dirige la revista Nueva Estafeta, que dio la campanada en la época al admitir colaboraciones escritas en cualesquiera de las lenguas cooficiales.
          1979 supone el inicio de una nueva etapa en su creación poética con Diario de una resurrección, primera parte de la trilogía La carta entera, que completará con La almadraba (1980) y Oigo el silencio universal del miedo (1984). Los tres libros de la trilogía son auténticos poemas sinfónicos en que predominan los versos libres de largos periodos, con una formulación surrealista, cierto tono elegiaco solemne, hondamente emotivo.
 
 
Algunas relaciones entre el dinero y el frío (fragmento)
 
          El dinero se paga,
hay personas que tienen millones como hay ballenas que tienen tos
porque nunca salieron del Polo,
y son sietemesinas a la chita callando,
y no saben qué hacer con el dinero,
y no saben qué hacer con el frío,
pues el dinero es acromegálico
y a veces hace crecer tanto
que se han visto ballenas que son mayores que una ciudad,
ballenas millonarias,
que no dejan dormir a nadie con su sola respiración en diez kilómetros a la redonda,
y esto es lo grave
ya que los marineros suelen decir que quien las oye respirar por la mañana queda cesante un año,
y quien las oye respirar por la noche
se queda tramitado y ya no vuelve a recobrar el uso de ser hombre.
 
          En 1981 le conceden el Premio Ciudad de Melilla de Poesía; en 1982 el Premio Cervantes y el Premio Cátedra de Poesía de Fray Luis de León; en 1986, la Medalla de Honor de la Fundación Rodríguez Acosta. 1987 verá el alumbramiento de dos nuevos libros de ensayo: El desnudo en el arte y Esa angustia llamada Andalucía.
          Enfermo durante seis años, el 24 de octubre de 1992 muere en la Clinica Puerta de Hierro, de Madrid, y es enterrado el 25 en el cementerio de Cercedilla, en la alta Sierra del Guadarrama, al socaire de la cima del Siete Picos.
                                                
                                       Cuando las nieves del Mulhacén          
                                       dejaron yertos a los rosales,
                                       en Granada, nació Rosales.
                                       Cuando las brisas del Guadarrama
                                       dejaban yertos a los rosales
                                       en Madrid, murió Rosales.
 
 
4. Epílogo
 
          Era un andaluz alto y lúcido, rodeado de setos de abrótanos octosílabos, valladares de arrayanes endecasílabos y bardales de azaleas versolibristas, a cuyos pies fluía la poesía pura y transparente: manantiales de poesía caudal, torrentes de coplas sentenciosas, arroyos de versos para la melancolía y también para la esperanza.
          Era un granadino que ceceaba. Ceceaba y sonreía, y casi todo lo decía ceceando y sonriendo, Granada en el corazón, Federico García y Joaquín Amigo en el recuerdo. Y recitada siempre enarcando las cejas, poniendo el ceño en arco iris, como alejando tristezas, o guiñaba los ojos miopes al mirar, como si quisiera penetrar el arcano paisaje de los pensamientos.
          Era un compendio de nubes creadoras, repletas de imaginación fabuladora en audaz inventiva verbal. Cuanto con su palabra tocaba lo transformaba en amor, en pureza, en libertad, en inteligencia, en belleza, en poesía.
          Tenía el corazón encendido por de dentro, como el fuego del magma de la tierra, y, de pronto le salía a borbotones en erupciones benéficas, en chorros purificadores. Tenía la sangre encendida y la mente encendida y la palabra encendida y el verso encendido y la vista encendida e irradiaba luz creadora, semilla, estrella, norte y guía de poetas.


 
 
   

    




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