Acércate a la hormiga, perezoso, observa su
conducta y aprende: Aunque no tiene jefe, ni capataz, ni dueño, asegura su
alimento en el verano y recoge su comida en tiempo de siega. ¿Hasta cuándo
dormirás, perezoso?, ¿cuándo te levantarás de tu sueño? Un rato de sueño, un
rato de siesta, un rato de descanso con los brazos cruzados y te llega la
pobreza del vagabundo y la penuria del pordiosero. O acércate a la abeja y
observa cuán laboriosa es y qué imponente la obra que realiza: Rey y pueblo
usan lo que ella produce para su salud; todos la buscan y la estiman. Pasé
junto al campo de un perezoso, junto a la viña de un insensato: todo estaba
lleno de espinos, los cardos cubrían el suelo y la cerca de piedras. Al verlo,
lo grabé en mi mente; al contemplarlo aprendí la lección: un rato de sueño, un
rato de descanso con los brazos cruzados y te llega la pobreza del vagabundo,
la penuria del pordiosero.
El
perezoso se parece a una piedra enfangada: todos silban al ver su indignidad.
El perezoso se parece a una boñiga: todo el que la toca sacude la mano.
Quien huelga
no medra
Mal hace quien
nada hace
Zorro dormilón
no caza gallinas
Tiempo
desperdiciado, nunca recobrado
El mozo
perezoso, por no dar un paso, da ocho
No dejes para
mañana lo que puedas hacer hoy
Si quieres
buena fama, no te dé el sol en la cama
Con las manos
en el seno, nunca se hizo nada bueno
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