martes, 22 de julio de 2014

Apostillas al refranero. Pereza

    
     Acércate a la hormiga, perezoso, observa su conducta y aprende: Aunque no tiene jefe, ni capataz, ni dueño, asegura su alimento en el verano y recoge su comida en tiempo de siega. ¿Hasta cuándo dormirás, perezoso?, ¿cuándo te levantarás de tu sueño? Un rato de sueño, un rato de siesta, un rato de descanso con los brazos cruzados y te llega la pobreza del vagabundo y la penuria del pordiosero. O acércate a la abeja y observa cuán laboriosa es y qué imponente la obra que realiza: Rey y pueblo usan lo que ella produce para su salud; todos la buscan y la estiman. Pasé junto al campo de un perezoso, junto a la viña de un insensato: todo estaba lleno de espinos, los cardos cubrían el suelo y la cerca de piedras. Al verlo, lo grabé en mi mente; al contemplarlo aprendí la lección: un rato de sueño, un rato de descanso con los brazos cruzados y te llega la pobreza del vagabundo, la penuria del pordiosero.
      El perezoso se parece a una piedra enfangada: todos silban al ver su indignidad. El perezoso se parece a una boñiga: todo el que la toca sacude la mano.

 
RECUERDA:

 
Quien huelga no medra
Mal hace quien nada hace
Zorro dormilón no caza gallinas
Tiempo desperdiciado, nunca recobrado
El mozo perezoso, por no dar un paso, da ocho
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy
Si quieres buena fama, no te dé el sol en la cama
Con las manos en el seno, nunca se hizo nada bueno

 A quien trabaja solo un demonio lo tienta; a quien no trabaja, cincuenta

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