En La rendición de Breda, Velázquez celebra la entrega de la ciudad
por parte del gobernador de la plaza, Justino Nassau, al capitán general de las
tropas españolas en el Palatinado, el genovés Ambrosio de Spínola, duque de
Sesto y marqués de los Balbases, rendición firmada el 2 de junio y acaecida el
5 del mismo mes. La obra ha sido dividida horizontalmente en dos zonas
cromáticas, la superior pintada en colores fríos y sin figuras animadas; la
inferior con tonos más cálidos, ocres y marrones, está llena de figuras
animadas, sobre todo hombres que curiosamente miran y están más pendientes de
un posible espectador que los estuviera contemplando que de la entrega del
símbolo de la victoria para unos y de la derrota para los otros. En el centro
vertical de esta segunda zona, Ambrosio de Spínola recibe sin muestra alguna de
soberbia a Justino de Nassau. El general genovés lo trata afablemente, con la
mayor cortesía. Destocado, con el sombrero en la mano izquierda, el cuerpo
inclinado hacia el vencido, muestra una actitud humilde y amistosa que es
reforzada por el brazo derecho apoyado en el omóplato del oponente, como en un
inicio de abrazo; el rostro sonriente y afectuoso está más atento a las cuitas
de Nassau que a la llave que le ofrece. Toda una lección de cortesía y
cordialidad, digna de ser imitada.
RECUERDA:
Sé cortés con quien lo es
Respetos guardan respetos
No engañes a quien de ti se fía
Al agradecido, más de lo pedido
Hazme la barba y te haré el
copete
A quien te da el alón, ofrécele
la pierna y el jamón
Gracias y buen trato valen mucho
y cuestan barato
La reverencia hasta el suelo y
el repelón hasta el cielo
Aprende a agradecer la honra a quien
te la hace y dona
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