miércoles, 28 de enero de 2015

Apostillas al refranero. ¡Oh pobreza, fuente de riqueza!

            Cuando Miguel de Cervantes vuelve a España tras su cautiverio en Argel, advierte que se le ha pasado el tiempo de hacer carrera militar, así que se ve obligado a  aceptar cargos de escaso relieve y poco beneficio económico. Al mismo tiempo, escribe, da a conocer y malvende sus primeras obras. Le dan por La Galatea 1386 reales y por cuatro comedias, estrenadas con relativo éxito, veinte ducados la pieza. A sus treinta y siete años, casa con Catalina Salazar y Palacios, de diez y nueve, natural de Esquivias, que aporta una dote sustanciosa de 182287 maravedís. Como los ingresos por las letras no son suficientes  para cubrir necesidades, obtiene el cargo de comisario para abastecer de trigo la armada que se prepara para atacar a Inglaterra. Es la etapa más triste de su vida: tiene que adquirir fiada la tela de su ropa; por irregularidades de un subordinado en el acopio de trigo es procesado, aunque se le permite seguir en el empleo gracias a fiadores; quiebra la banca en que tenía depositado el dinero de Hacienda y es encarcelado en Sevilla. Buscando medios, se traslada a Valladolid, a la sazón, capital de España. Publica El Ingenioso Hidalgo, y poco después se ve enredado en otro proceso: A la puerta de la casa donde vive con sus hermanas Andrea y Magdalena y su hija Isabel, habida con Ana Franca de Rojas, aparece acuchillado el caballero Gaspar de Ezpeleta que se supone tenía amores con alguna de las mujeres de la casa. Detenidos todos en principio, al no encontrarse cargos concretos son puestos en libertad. Cuando la corte se traslada a Madrid, Cervantes lo hace también y se dedicará de lleno a la literatura, para honra de nuestras letras.
 
RECUERDA:
 
La pobreza hace maestros
La necesidad carece de ley
La pobreza aviva los ingenios
El hambre despierta el ingenio
La necesidad tiene cara de hereje
Las mejores maestras, necesidad y pobreza
Gran maestra es la pobreza, pero empuja a hacer vileza
La pobreza tiene cara de mala mujer: puta, ladrona, alcahueta y rahez
 
 Buena es el agua, que cuesta poco y no embriaga


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