Con el concilio Vaticano II se llegó
a la culminación de una serie de reformas litúrgicas que se habían iniciado con
Pío X y que han ido encaminadas a que las celebraciones de la liturgia se
realizaran a la luz del misterio pascual. Por ello, con la reforma del
Calendario Litúrgico han desaparecido una serie de fiestas de santos sobre
quienes los hagiógrafos no han encontrado noticias históricamente confirmadas,
aunque hayan sido santos de gran arraigo en las tradiciones populares. De esta
etapa otoño-invernal una de ellas es la de santa Catalina de Alejandría, cuya celebración se
hacía el 25 de noviembre. Mártir de la época del emperador Majencio o quizá de
Maximino, después de una vida llena de acontecimientos prodigiosos,
conversiones de paganos, intervención de los ángeles para transportar su cuerpo
decapitado al monte Sinaí, su fama había inspirado refranes meteorológicos y
relacionados con la vida del campo [“Por
santa Catalina, saca la fajina”; “quien
quiera una oca fina la ponga a engordar por santa Catalina”], tanta era su
importancia. Caso semejante es el de santa Bárbara de la que --dicen-- solo nos
acordamos cuando truena. Su fiesta se celebraba el 4 de diciembre. Joven
bellísima, su padre hubo de construir una torre para alejarla de tanto
pretendiente moscardón como tenía. Antes de entrar la torre se sumergió tres veces en el agua y
se bautizó en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Pidió además
que en la torre hubiera tres ventanas, símbolo de la Trinidad, en lugar de las
dos proyectadas. Cuando su padre descubrió que era cristiana se dispuso a
matarla, mas ella se evadió traspasando los muros de la torre. Capturada, su
propio padre la decapitó, pero fue consumido por un fuego arrebatador que no
dejó de él ni cenizas. El que desapareciera la fiesta no significa que sus
nombres desaparecieran del Martirologio romano, catálogo de todos los santos
venerados por la Iglesia. Además, si una diócesis, nación, región o población
desea celebrarla, puede hacerlo a título particular y facultativamente.
Por san Andrés,
todo el tiempo noche es
Por san
Andrés, toma el puerco por los pies
Por san Siste,
busca las uvas donde las viste
Por san
Martino, todo el mosto es buen vino
Entre los Santos
y Navidad, invierno de verdad
Santo Tomé, quien
no tuviere puerco mate la mujer
San Simón y san
Judas, mata los puercos y tapa las cubas
Por santa Marina,
ve a ver tu viña; cual la hallares la vendimia
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