domingo, 22 de febrero de 2015

Apostillas al refranero. Hambre y salsas

                ¿Has pensado alguna vez lo que sería una hambre de tres semanas? Yo no soy capaz de imaginarla y, sin embargo, hay muchas regiones en que la pasan. A lo más que llego, solo con la imaginación, es a la que dice Pablos sufrió en casa del dómine Cabra: “Entramos primer domingo después de Cuaresma en poder de la hambre viva... Yo miré lo primero por los gatos, y, como no los vi, pregunté por qué no los había a un criado antiguo, el cual, de flaco, estaba ya con la marca del pupilaje. Comenzó a enternecerse, y dijo: ‘¿Cómo gatos? Pues quién os ha dicho a vos que los gatos son amigos de ayunos y penitencias? En lo gordo se os echa de ver que sois nuevo’. Yo, con esto, me comencé a afligir, y más me asusté cuando advertí que todos los que vivían en el pupilaje de antes, estaban como leznas, con unas caras que parecía se afeitaban con diaquilón. Sentose el licenciado Cabra y echó la bendición. Comieron una comida eterna, sin principio ni fin. Trajeron caldo en unas escudillas de madera, tan claro, que en comer una dellas peligrara Narciso más que en la fuente... Acabaron de comer y quedaron unos mendrugos en la mesa y, en el plato, dos pellejos y unos güesos; y dijo el pupilero: ‘Quede esto para los criados, que también han de comer; no lo queramos todo’. Sentámonos nosotros, y yo, que vi el negocio malparado y que mis tripas pedían justicia, como más sano y más fuerte que los otros, arremetí al plato, como arremetieron todos, y emboqueme de tres mendrugos los dos y el un pellejo. Comenzaron los otros a gruñir. Al ruido entró Cabra, diciendo: ‘Coman como hermanos, pues Dios les ha dado con qué. No riñan, que para todos hay’... Diome gana de descomer aunque no había comido... y pregunté por las necesarias a un antiguo, y díjome: ‘Como no lo son en esta casa, no las hay. Para una vez que os proveeréis mientras aquí estuviéredes, dondequiera podréis; que aquí estoy dos meses ha, y no he hecho tal cosa sino el día que entré, como agora vos, de lo que cené en mi casa la noche antes’.
 
RECUERDA:
 A buen hambre no hay pan duro
Quien tiene hambre con pan sueña
Hambre larga nunca repara en salsas
No hay tal comer como al pie de obra
Donde no hay harina todo es mohína
El pobre que pide pan acepta carne si se la dan
A quien tiene buenas ganas poco apetito le basta
A mi padre llaman Hogaza y yo me muero de hambre
 
 Hambre que espera hartura no puede llamarse hambre


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