miércoles, 4 de marzo de 2015

Apostillas al refranero. Queledijos


      Cuando me cuesta por la noche coger el sueño, suelo hacer un crucigrama, el mejor somnífero que pudieran administrarme, ya que, terminado, me duermo cual lirón a punto de invernar. Uno de estos días, descubrí que Cova 2, el autor del crucigrama, era nieto de don Saturnino Calleja, fundador de la Editorial Calleja, a quien el nieto rendía homenaje en las preguntas del crucigrama, donde, de manera muy sugestiva nos enteraba de su falta de capital para montar un museo dedicado al abuelo y a los fondos de la editorial. Como guardo un grato recuerdo de la obra de don Saturnino, aseguro que yo también lamento que no pueda hacerse. Éramos mi hermano y yo muy niños cuando a mi madre le dio por traernos un cuento semanal impreso en un cuadernillo de pocas hojas que en la poscubierta traía una ilustración acompañada de una pregunta: “¿Qué le dijo...?”, así que nosotros lo llamábamos el queledijo y con el tiempo, llegamos a inventarnos queledijos: “¿Qué le dijo un queledijo a otro queledijo?” La respuesta debiera ser: “Tendremos queledijitos”. Pues bien, leyendo refranes he recordado muchas veces también a Saturnino Calleja, ya que alguno de ellos parece casi un queledijo. Y si no, decidme si no dan pie a ello los que os ofrezco hoy.

 
RECUERDA:

 
Dijo el asno al mulo: “Quita allá, orejudo
Dijo el cazo a la caldera: “Quita allá, tiznera”
Dijo el tocino al vino: “Bien vengáis, amigo”
Dijo el cuervo a la graja: “Quítate allá, tiznada”
Dijo la leche al agua: “Noramala vengas, hermana”
Dijo la sartén a la caldera: “Quítate allá, culinegra”
Dijo al mortero el pozo: “Quítate allá, que eres hondo”
Dijo el mosquito a la rana: “Más vale morir en vino que vivir en agua”

 Dijo el escarabajo a sus hijos: “Venid acá, mis flores” (1)
 
(1) El amor de la madre, que lo demás es aire.

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