Cuando me cuesta por la noche coger el
sueño, suelo hacer un crucigrama, el mejor somnífero que pudieran
administrarme, ya que, terminado, me duermo cual lirón a punto de invernar. Uno
de estos días, descubrí que Cova 2, el autor del crucigrama, era nieto de don Saturnino Calleja, fundador de la Editorial Calleja, a quien el nieto
rendía homenaje en las preguntas del crucigrama, donde, de manera muy sugestiva
nos enteraba de su falta de capital para montar un museo dedicado al abuelo y a
los fondos de la editorial. Como guardo un grato recuerdo de la obra de don
Saturnino, aseguro que yo también lamento que no pueda hacerse. Éramos mi
hermano y yo muy niños cuando a mi madre le dio por traernos un cuento semanal
impreso en un cuadernillo de pocas hojas que en la poscubierta traía una
ilustración acompañada de una pregunta: “¿Qué le dijo...?”, así que nosotros lo
llamábamos el queledijo y con el tiempo, llegamos a inventarnos queledijos: “¿Qué
le dijo un queledijo a otro queledijo?” La respuesta debiera ser: “Tendremos queledijitos”.
Pues bien, leyendo refranes he recordado muchas veces también a Saturnino
Calleja, ya que alguno de ellos parece casi un queledijo. Y si no, decidme si no
dan pie a ello los que os ofrezco hoy.
Dijo el asno al
mulo: “Quita allá, orejudo
Dijo el cazo a
la caldera: “Quita allá, tiznera”
Dijo el tocino
al vino: “Bien vengáis, amigo”
Dijo el cuervo
a la graja: “Quítate allá, tiznada”
Dijo la leche al
agua: “Noramala vengas, hermana”
Dijo la sartén
a la caldera: “Quítate allá, culinegra”
Dijo al mortero
el pozo: “Quítate allá, que eres hondo”
Dijo el mosquito
a la rana: “Más vale morir en vino que vivir en agua”
(1) El amor de la madre, que lo demás es aire.
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