Después
que los Infantes de Carrión ultrajaran a las hijas del Cid en el robledal de
Corpes, el caballero, pide justicia al rey Alfonso VI, quien convoca Cortes en
Toledo. Allá acude Rodrigo Díaz de Vivar, el de la barba florida, desde
Valencia. Diego y Fernando han intentado por todos los medios impedir la
celebración de Cortes, pero el rey se muestra inflexible y las Cortes se
celebran. Hechas las acusaciones de cobardía por parte del Cid, Fernando alega
que maltratar, injuriar y abandonar a sus esposas por su parte y por la de su
hermano es un derecho que tienen, pues pertenecen a una de las estirpes más
altas de la nobleza, mientras que el Cid no es más que un infanzón, un hidaldo.
Oyendo la sinrazón y observando que Pedro Bermúdez, el caballero elegido para
pelear contra este infante, no reacciona como él hubiera deseado, el Cid lo
incita, dándole el nombre de Pero Mudo, a que rete a Fernando. Y es que Pedro
Bermúdez es un hombre un poco tartaja que no gusta de hablar en público; sin
embargo, es un hombre largo en hazañas. Su parquedad en palabras y su largueza
en hechos las demuestra, por un lado, en que ha sabido guardar el secreto de
una cobardía del infante, cuando en Valencia, en vez de enfrentarse a un
sarraceno que contra él venía, puso pies en polvorosa, y hubo de ser el propio Bermúdez
quien luchara y venciera al enemigo. Con el agravante de que ofreció a Fernando
los despojos del vencido, y el infante indignamente los aceptó. Le recuerda
también el día en que dormía el Cid en su escaño y se escapó el león de la
jaula. Los hombres del Cid rodearon el lugar, espada en mano prestos a defender
a su líder, mientras Fernando, aterrado, se mete bajo el escabel en que el Cid
descansa. Y remata la faena con estas palabras: “¡Y eres fermoso, mas mal
varragán! ¡Lengua sin manos quomo osas fablar!”, es decir: ‘¡Eres guapetón, pero
un cobardica! ¡Lengua sin manos, ¿cómo te atreves a hablar?’ Naturalmente, Bermúdez
vence en la lid, lo mismo que Martín Antolínez lo hará frente a el otro
infante, Diego González.
Perro ladrador, poco mordedor
Peer en botija para que retumbe
Quien pies no tiene, coces promete
Quien no se alaba, de ruin se muere
Ninguno se alabe de lo que hacer no sabe
El enano de la venta, que a las niñas aspavienta
¡Anchura, anchura, que viene el carro de la basura!
¿De dónde le vino al garbanzo el pico?
¿De dónde le vino al garbanzo el pico?
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