A lo largo de los siglos se ha dado
una importancia extraordinaria al cultivo de la memoria. Pues nuestros
antepasados y aun buena parte de nosotros mismos no hemos dispuesto de mails,
pendrives, facebooks, smartphones, tuitters, wifis, whatsapps, instagrams y demás
perendejadas, habíamos de esforzarnos en retener contenidos, y de mejorar
los recursos mnemotécnicos, y cada cual tenía sus truquitos para conseguirlo. Uno
de los recursos empleados era utilizar el verso, porque todos los elementos
propios del ritmo ayudaban a prolongar la retención. Se trataba de una verdad
mnemotécnica tan ampliamente aceptada que incluso algunos libros de recetas de
cocina se escribían en verso. En Las mil
peores poesías de la lengua castellana, Jorge
Llopis remeda en versos tetrasílabos una de esas recetas al tiempo que
rinde homenaje al erudito, bibliófilo, periodista y poeta extremeño Bartolomé José Gallardo, a quien
humorísticamente la atribuye:
En el agua Luego, un nabo, Y
si sigues
de un puchero, luego, un puerro; ese método,echa carne luego, un trozo sin comerlo
y echa huesos, de tubérculo. ni beberlo,
y tocino Que se cueza hallaraste,
bien añejo, todo al fuego suculento,
y garbanzos --grata espera, un cocido
que sean buenos dulce sueño--. madrileño.
No comas crudo
ni andes a pie desnudo
Vinagre con miel
saben mal y hacen bien
Días y ollas son
menester para convalecer
No comas caliente
y no perderás el diente
Toma leche, bebe
vino y te harás de viejo niño
No busques de qué
murió quien carne asada cenó
Si quieres llegar
a viejo, guarda aceite en el pellejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario