En
1877, don José
María de Pereda, el más significativo escritor
del costumbrismo montañés y uno de los novelistas más importantes del Realismo
español, publicó El buey suelto,
su primera novela extensa en la que responde a la tesis que sobre el matrimonio
ofrece el escritor francés Honoré de Balzac en Les
petites misères de la vie conjugale.
El protagonista de El buey suelto
es Gedeón un joven adocenado, egoísta y ruin por el que van pasando los años
hasta transformarlo en un solterón cuyas relaciones sociales se limitan a otros
tres solterones, conocidos por las gentes como Anás, avaro, Caifás, celoso, y Herodes, atildado. La cuarta pata de la mesa sería Gedeón, conocido como Pilato. Razona este que el matrimonio es un presidio para el hombre, ya que
lo esclaviza y lo infama. Niega la paz del hogar para el casado, niega el amor
conyugal y niega la necesidad de los hijos. Aduce que el matrimonio
desestabiliza, enerva y empequeñece al varón, así que, para evitar los
mezquinos y opresores lazos familiares, decide intentar ser libre como el pájaro
y el viento. Para ello, toma un ama de llaves, la señora Braulia, y una
sirvienta, Solita. Encaminadas de ese modo las cosas, cree Gedeón tener cuanto
necesita: quien le administre los bienes y quien le sirva y aderece el
ordinario sustento, de modo que, como el buey, empezará a lamerse en su
libertad. Y sin embargo…, nada le sale como deseaba, así que no serán de
extrañar estas palabras salidas de su boca: “¡Y dicen que el buey suelto bien
se lame! ¡Lo que se lame son las ronchas y las palizas que le cuesta su
libertad! […] ¡Otro gallo me cantara si yo me hubiera casado a tiempo!”
Quien puede ser libre no se cautive
Más vale soltero andar que mal casar
Mejor ser cabeza de ratón que cola de león
Más vale ser buena enamorada que mal casada
Más vale ser amo de cabaña que mozo de campaña
Más vale viña heredada que mujer con dote y galas
Teniendo lengua y qué comer irá el hombre por doquier
Quien por el mundo quiere andar salvo, ha de tener: ojos de halcón y
orejas de asno; cara de simio y boca de puerco;
espaldas de camello y piernas de ciervo
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