domingo, 18 de octubre de 2015

Apostillas al refranero. Mieles y hogazas


            Una vez delimitadas en la ciudad de Valencia las zonas correspondientes a cada una de las tres etnias y religiones, los cristianos se organizaron en parroquias cuyos templos aglutinaron en sus cercanías la población de los barrios. Extramuros, se levantó una serie de conventos alrededor de los que también se crearon nuevas zonas pobladas, de modo que para proteger los que habían surgido fuera del perímetro de las murallas existentes, fue necesario elevar nuevos muros en el siglo XIV, hecho que triplicaría el espacio hasta entonces intramuros. Pedro el Ceremonioso creó la Fábrica de Murs i Valls que se encargaría de construir y también conservar el alcantarillado, las acequias, los puentes y pretiles y las cruces de término. Las murallas musulmanas no se derribaron, pero fueron abiertos portales para facilitar la comunicación intramuros de las diferentes zonas. La cerca del nuevo perímetro defensivo tenía cuatro puertas (Mar, San Vicente, Quart y los Serranos) y ocho portillos. Fue el siglo XIV una época en que se ponen las bases para el florecimiento y esplendor que se alcanzarán en el XV. Se construye el puente de los Serranos y el de la Trinidad, se incrementa la actividad comercial, sobre todo la exportación tanto de productos autóctonos como del resto de España. La actividad mercantil crece incesantemente y en 1383 se emite la primera letra de cambio en la península Ibérica.

 
RECUERDA:

 La hogaza no embaraza
El que menos corre, vuela
A las obras, con las sobras
Piedra de iglesia oro gotea
Los duelos con pan son menos
Por mucho pan, nunca es mal año
Huerta con palomar, paraíso terrenal
Quien tiene mucha miel, de ella come en el pan
A la moza bermeja por el pico le entra, que no por la oreja

 Échame pan y llámame tonto

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