Una
vez delimitadas en la ciudad de Valencia las zonas correspondientes a cada una
de las tres etnias y religiones, los cristianos se organizaron en parroquias
cuyos templos aglutinaron en sus cercanías la población de los barrios.
Extramuros, se levantó una serie de conventos alrededor de los que también se
crearon nuevas zonas pobladas, de modo que para proteger los que habían surgido
fuera del perímetro de las murallas existentes, fue necesario elevar nuevos
muros en el siglo XIV, hecho que triplicaría el espacio hasta entonces
intramuros. Pedro el Ceremonioso creó la Fábrica de Murs i Valls que se
encargaría de construir y también conservar el alcantarillado, las acequias,
los puentes y pretiles y las cruces de término. Las murallas musulmanas no se
derribaron, pero fueron abiertos portales para facilitar la comunicación
intramuros de las diferentes zonas. La cerca del nuevo perímetro defensivo tenía
cuatro puertas (Mar, San Vicente, Quart y los Serranos) y ocho portillos. Fue
el siglo XIV una época en que se ponen las bases para el florecimiento y
esplendor que se alcanzarán en el XV. Se construye el puente de los Serranos y
el de la Trinidad, se incrementa la actividad comercial, sobre todo la exportación
tanto de productos autóctonos como del resto de España. La actividad mercantil
crece incesantemente y en 1383 se emite la primera letra de cambio en la península
Ibérica.
El que menos corre, vuela
A las obras, con las sobras
Piedra de iglesia oro gotea
Los duelos con pan son menos
Por mucho pan, nunca es mal año
Huerta con palomar, paraíso terrenal
Quien tiene mucha miel, de ella come en el pan
A la moza bermeja por el pico le entra, que no por la oreja
No hay comentarios:
Publicar un comentario