Son
las cuatro de la tarde del primer domingo de marzo de 2016 cuando comienzo esta
apostilla. Procuro evitar escribir sobre temas políticos, pues detesto la
costumbre española de tratarlos ex cathedra, como si la opinión personal
de cada quisque fuera la única verdadera y las de los demás carecieran de
fundamento y de valor. Hoy, aunque de refilón, tengo que hacerlo acerca de
cuatro artículos periodísticos que he leído esta mañana y que tocan dos temas
destacados en nuestra política nacional: la investidura presidencial y la ofensiva
abertzale que quiere presentar a las gentes de la ETA como personas de paz. Es
el primero un Proverbio moral de Jon Juaristi titulado ‘Confesiones’ en
que alude a un libro de Mikel Azurmendi, un exilado o desterrado o ‘exterrado’,
aunque quizá fuera mejor denominar ‘exterruñados’ o ‘desterruñados’ a quienes hubieron de abandonar el País Vasco, el
terruño, presionados por las amenazas de la ETA y por el clima creado en
aquellas tierras por los medios políticos y periodísticos del nacionalismo
vasco. Libro en que ofrece “una demoledora autobiografía contra el relato
abertzale”. El segundo es un socarrón Recuadro titulado ‘Echar a Sánchez’,
en que Antonio Burgos, sedicente osado y de pueblo, intenta desentrañar alguno
de los misterios insondables creados por el debate de investidura de Pedro Sánchez,
especialmente el de por qué se mantiene en el machito un señor que sacó los
peores resultados en toda la historia del PSOE en elecciones generales; y por
qué en lugar de echar a Rajoy, que ganó, no se le echa a él que perdió. El
tercero es Una raya en el agua,
titulada ‘Dormir sobre la cal viva’, de Ignacio Camacho, en que apuesta a que Sánchez
acabará antes o después negociando con Podemos, ya que si no puede alcanzar el
poder utilizaría la expectativa para afianzarse como candidato al que nadie
pudiera cuestionar en su partido. El cuarto es una Postal, de José María
Carrascal, titulada ’Segunda parte’, en que llega a la conclusión de que Sánchez
y Rivera han sido dos críos metidos en una pelea de mayores, a los que no
quiere imaginar en Bruselas frente a polacos, húngaros o griegos…
RECUERDA:
Niños y locos dicen verdades
El niño y el orate dicen verdades
Tal cabeza tal seso y tal fundamento
Un loco hace ciento; un tonto, infinidad
Necio es quien piensa que otro no piensa
Quien no tiene ojos, ¿para qué quiere anteojos?
Si la locura fuera dolores, en cada casa darían voces
La hermosura de la ramera y el hablar del loco valen poco
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