sábado, 12 de marzo de 2016

Apostillas al refranero. Crucigramas y maestrillos


            La distancia en AVE Madrid-Valencia y viceversa es de dos crucigramas aproximadamente si uno no se entretiene en mirar el paisaje o entabla conversación. Sin embargo, en uno de mis últimos viajes la distancia no llegó ni a un solo crucigrama, ya que me encontré con una serie de preguntas que me dieron pie a pensar en la elaboración de esta ‘apostilla’. Me explicaré: Algunas de las preguntas constituían un auténtico examen del antiguo Bachillerato, preguntas que me provocaron añoranzas de otras épocas y me mantuvieron absorto, embebido en viejos recuerdos, de modo que, cuando volví en mí, nos hallábamos ya en los aledaños de la madrileña estación de Atocha. Una de las preguntas rezaba: “Perteneciente o relativo a la mejilla o el pómulo”. En griego pómulo es ‘zigoma’, así que para tener la palabra española tomaríamos esa raíz y el sufijo’´-tico’ que nos compondría el cultismo ‘cigomático’. “Producto hortícola que tiene cabeza y dientes”, decía otra. ¿Os habéis fijado en lo que llamamos una cabeza de ajos? Si la invertimos, las raicillas, vendrían a ser el pelo; los dientes, las mejillas y el inicio del tallo, el cuello. ¡Qué sencillas metáforas por la relación de semejanza! ¿Y os habéis fijado en el ‘diente’, despojado de la cáscara? Es talmente un canino. “Anuros repugnantes”. ¡Pobres sapos!: los ojos saltones, la piel rugosa, sin cola: prefijo privativo griego ‘an-’ y ‘uro’, ‘cola. “Que denota enfermedad o que la implica”. En  griego, ‘pathologías’, conjunto de síntomas de una enfermedad.  "Poetisa griega de la isla Lesbos que amaba a las mujeres”. Safo nació en ella. Creadora de nuevos ritmos poéticos, fundó una escuela en que enseñaba también música, canto, danza y en que se practicaba la gimnasia. “Pesados, molestos, gravosos”. Del latín ‘onus’ surge nuestro cultismo ‘oneroso’. ¡Y alguien nacido en Cabra preguntó un día para qué servía el latín! Y otro alguien le contestó que para que él pudiera utilizar el gentilicio ‘egabrense’.

 
RECUERDA:

 El que las sabe las tañe
Más vale saber que haber
Quien mal piensa mal dispensa
Cada maestrillo tiene su librillo
Más vale la práctica que la gramática
El maestro Ciruela que no sabía leer y puso escuela
El maestro de Algodor que no sabía leer y daba lección
El maestro de El Campillo que no sabía leer y tomaba niños

 Libro prestado, libro perdido

No hay comentarios:

Publicar un comentario