Existe en la Alta Ribagorza un lugarejo, Urmella, que alberga una
iglesia del románico lombardo del siglo XI, priorato benedictino, la cual fue
denominada ‘la Piedra Preciosa’ por su belleza. Adosada a ella existe una casa
que hoy pertenece a particulares, pero que formó parte de la iglesia en la
antigüedad. Aún ofrece la casa dos alcobas de bóveda que dan a una gran sala de
la que las separan solo unos cortinones, pues carecen de puertas. Con ocasión
de las fiestas del pueblo, los dueños alojaron en ellas en los años cincuenta del
siglo pasado a una amiga de la familia y a su cuñada a quienes se las asignaron
por carecer ya de otros aposentos libres. El primer día, llegado el momento del
descanso, las dos se fueron a sus alcobas. Estuvieron un rato de charla para
comentar las incidencias del día y después cada una se acostó, en la alcoba que
les habían asignado, donde se durmieron casi de inmediato. Avanzada la noche,
las despertó el sonido de una campanilla. Se levantaron sobresaltadas y, desde
los cortinones atisbaron la sala donde vieron desplazarse la figura de un monje
vestido con su hábito blanco, la cabeza cubierta por su capucha, que decía
constantemente en parla ribagorzana: Soc el prió. Al cabo de un rato lo
vieron desaparecer por una zona del muro donde no había puerta alguna.
Preocupadas, decidieron acostarse las dos en la misma cama. Cuando por la mañana
refirieron la anécdota, los dueños se quedaron de nieve; no obstante alguien
aludió a la leyenda del último prior, fallecido siglos antes con fama de llevar
una vida díscola y disoluta, poco digna del monacato. Sugirió colocar una mesa
redonda con pata central única que se abriera después en tres patas que tocaran
el suelo. En el centro de la mesa, pondrían un plato con judías. Cuando se
levantaron por la mañana al día siguiente, advirtieron que del cuenco habían
extraído veintiséis judías y las habían colocado sobre la mesa, bien alineadas.
Interpretaron que el fantasma del prior pedía se dijeran por él veintiséis
misas. Las encargaron y desde entonces el fantasma no volvió a aparecer.
Bajo la miel está la hiel
Tras la cruz está el diablo
Fraile convidado echa el paso largo
Fraile que pide por Dios pide para dos
Fraile que fue soldado sale más acertado
Clérigo, fraile o judío no tengas por amigo
Fraile que pide pan toma carne si se la dan
Fraile que regla guarda toma de todos y no da nada
El clérigo y el fraile, al que necesitan llaman compadre
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