Existen, claro está,
los animales reales y, aunque algunos recalcitrantes lo nieguen, existen
también los animales fantásticos o legendarios. ¡A ver, si no, cómo pudo caerse
la Rosaura de La vida es sueño del hipogrifo en que cabalgaba vestida
con traje hombruno! Vamos hoy con los reales, como la sardina, el gato o la
gallina, tan estimados por el refranero. ¿Sabéis que los individuos de cada
especie animal poseen su lenguaje propio, aunque sean de países distintos? En
eso, han adoptado una globalización mayor que los humanos: una gata de Bengala
se entiende con un gato francés sin necesidad de intérprete. ¡Y pensar que en
el Senado español un gallego, un catalán y una castellana tienen necesidad de
intérprete! Aunque de los que viven en el agua no sabemos demasiado salvo de
algún género, como los cetáceos, los terrestres son mucho más conocidos: rompe
el gallo con su canto las sombras de la noche, cuando las Cabrillas
marcan el momento de mayor oscuridad. Crotora la cigüeña en el
campanario machacando el ajo; gazna el cuervo, aunque la RAE prefiera grazna;
parpa el pato, croaja el grajo, gruye la grulla y el ganso
vozna. Cuchichía la perdiz, zurea la paloma, cacarea la
gallina, a no ser que esté clueca, en cuyo caso cloquea, llamando a sus
pollitos. Tría o chía la golondrina, garre el loro, tía
el pavo, pía el pollo y cucúa el cuclillo. El gato maúlla,
a no ser que, satisfecho, ronronee; ladra el perro, aúlla
el lobo, que también otila, mientras el mistolobo ulula. Ruge el
león, la pantera himpia, así que la oveja, atemorizada, balita,
porque no es capaz de balar; relincha el caballo, rozna el
asno, brama el ciervo, gamita el gamo y el toro remudia,
en tanto muge la vaca. El cerdo gruñe, remudia el jabalí, y el
elefante barrita. Silba la culebra caliente al sol de mediodía, chirría
la chicharra, en tanto groa o croa la rana. Y en el entretanto,
la primavera va abrochando en sus ojales los botones de las flores.
RECUERDA:
La vieja gallina hace gorda la cocina
La sardina en la brasa y la moza en la cara
La sardina arencada debajo del sobaco se asa
La gallina, sin dientes, a los muertos hace vivientes
No hay sardina mala ni la puede haber, que la mala para comer es buena
para beber
Si el villano supiera el sabor de la gallina en enero, no dejaría
ninguna en el pollero
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