domingo, 6 de noviembre de 2016

Apostillas al refranero. Esforzados y fulleros


            ¡Qué pandilla de tramposos fulleros, ventajistas, tahúres y embusteros! ¡Nada menos que treinta mil defraudadores de la Seguridad Social! Los descubiertos, porque, ¿cuántos quedarán aún por descubrir? ¡Qué pueblo el nuestro! ¡Y después decimos de los políticos...! ¡Lo llevamos en la sangre! Contaban en Salamanca que allá por los años sesenta hubo un accidente en una harinera salmantina: unas sacas de harina mal apiladas se vinieron encima de un obrero, parece ser, vecino de Tejares, aldea que es citada también como patria de Tomé Gonzáles y Antona Pérez, los padres de Lázaro de Tormes. A causa del accidente, el buen hombre hubo de  utilizar durante algún tiempo muletas. Y debió tomar tal afición a ellas, que cuando los médicos le hablaron de la mejoría y de la rehabilitación, él se aferró a sus muletas, a pesar de que los rehabilitadores le pedían fuera olvidándolas. Llegada la fiesta de la Virgen de la Salud, salió de casa como siempre, arrastrando los pies y quejándose, y se metió en la taberna con unos amigos. Ronda va, ronda viene, bebió como un odre sediento y, bien bebido, siguió a los amigos hasta el frontón donde cada vez más animado, arrinconó las muletas y se puso a jugar a la pelota. Cuando se dio cuenta de la metedura de pata, fingió desmayarse y se lo llevaran a casa en volandas. Desde entonces hasta la celebración de la vista por su accidente, apenas pisó la calle. Llegada la fecha, acudió a la Magistratura en donde los ujieres hubieron de subirlo a la sala a la silla la reina. En la vista, la empresa aportó una filmación en superocho en que se veía perfectamente la hazaña del pelotari, con lo que se puso de manifiesto la superchería y, claro está, perdió, así que se quejaba de que la justicia de Franco fallara siempre en favor de los patronos.

 RECUERDA:

Por el pan baila el can
 No se ganó Zamora en una hora
 Uno levanta la caza y otro la mata
Si quieres holgura, sufre amargura
El que coma la carne que roa el hueso
Quien malos caminos anda malos abrojos halla
No hay montañas sin cañadas, valles y quebradas
 Todo tiene remedio, salvo la muerte

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