domingo, 30 de octubre de 2016

Apostillas al refranero. De mal en peor


            Hijo de un barbero ladrón y de una zurcidora de gustos aficionada a la brujería, el Buscón don Pablos nace en Segovia, donde tiene una infancia mezquina al lado de sus progenitores, así que un día decide entrar al servicio de don Diego Coronel, hijo de don Alonso Coronel y Zúñiga, como criado. Pues que don Alonso decide que su hijo para formarse entre en pupilaje con el Dómine Cabra, Pablos ha de acompañarlo y ambos entran en ‘poder de el hambre viva’. Al cabo de poco tiempo, han de sacarlos,  pues a punto están de fenecer por hambre. Una vez recuperados, marchan a estudiar a Alcalá en donde Pablos es objeto de muy sucias novatadas estudiantiles, de las que se venga con travesuras y crueldades. Enterado de que su padre ha muerto ahorcado, parte a casa de su tío, el verdugo, quien le hace entrega de la herencia. Se traslada a Madrid, villa en que frecuenta garitos y pésimas compañías que lo llevarán a la cárcel. Soborna al carcelero y queda en libertad. Tras una serie de aventuras, intenta casarse con una dama, pero don Diego lo reconoce y lo manda apalear, así que huye y marcha a Toledo, donde se hace cómico y autor de comedias. No satisfecho, al cabo de un tiempo se va a Sevilla, ingresa en la germanía y, aunque decide pasar a las Indias a ver si mudando de mundo y de tierras mejoraba también su suerte; pero…”fueme peor, pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida”.

RECUERDA:

 Salí de ladrón y di en ventero
Salir del lodo y caer en el arroyo
Salté de la sartén y di en las brasas
Salí de Laguna y entré en Mojadas
Salí de Guatemala y caí en Guatepeor
Escapó del trueno y dio en el relámpago
Salir de Lodazales y entrar en Cenagales
Héroes si vencedores, y si vencidos traidores

 Quien fue a Sevilla perdió su silla

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