lunes, 12 de diciembre de 2016

Apostillas al refranero. El sindicalista y el masoquista


            Hace unos meses leí en la prensa salmantina un artículo acerca de un sindicalista liberado a quien hace veinte años le fue concedida la pensión máxima de jubilación gracias a la documentación falsa presentada acerca de un accidente que según los papeles había ocurrido en la mina, cuando realmente sucedió en las calles de Rodiezmo. Lo curioso es que ya por la época del ‘accidente’  el sindicalista ni se acordaba de qué color era el carbón mineral. En 2009, fue condecorado con la Medalla de Oro del Trabajo gracias a una componenda política, y para acabar de rellenar su currículo, aprovechando una amnistía del Gobierno, legalizó un millón cuatrocientos y pico mil euros que poseía en no sé qué paraíso fiscal. Pensaba yo que ahí se encontraba el colmo de la desfachatez y el asombro, cuando hace una semana me encontré también en la prensa con la noticia de que el Tribunal Supremo había condenado a un individuo a tres años y medio de prisión por un delito de estafa, y a devolver trescientos treinta y cinco mil euros que varias aseguradoras habían ingresado en su cuenta. Parece ser que el muy ladino el 10 de diciembre de 2007 simuló un accidente para cobrar las pólizas de varios seguros: Montó en su automóvil y, llegado al lugar elegido, se amputó una mano no se sabe si solo o con ayuda. Para controlar la hemorragia se hizo un torniquete, empujó el coche por un terraplén, bajó, dejó la mano cortada a los pies del asiento del conductor, incendió el automóvil despeñado y destrozado con una bolsa de gasolina, llamó al 112 y esperó a que llegara la policía, que lo encontró ¡fumándose un cigarrillo! En fin, ¿es necesario algún comentario ante tan obtuso comportamiento? En efecto, ¡hay gente pa tó!

RECUERDA:

 Mientras el lobo caga, la oveja se escapa
Para su perdición salieron alas a la hormiga
Para su mal busca engaño el simple al sabio
Nacen alas a la hormiga para morir más aína
Tienes en casa el muerto y vas a velar el ajeno
Siempre sale a hablar quien tiene por qué callar
Por su mal y por su ruina salen alas a las hormigas
Quien va a la boda y no es convidado vuelve de ella avergonzado

 Para pasar agua y dar dinero nunca seas el primero

No hay comentarios:

Publicar un comentario