domingo, 26 de marzo de 2017

Apostillas al refranero. Eufemismos y oficios


         Vivimos en sociedad y en época en que todos tenemos un ego tan subido que pretendemos ser los más guapos, elegantes, llamativos, innovadores… Evitamos parecer antipáticos, mezquinos, gruñones, desabridos, violentos, como hipocritillas y ese comportamiento alcanza incluso a nuestro lenguaje que empedramos de eufemismos, es decir, de formas usadas para manifestar ideas cuya expresión recta y franca pudiera resultar inoportuna, malsonante, dura o de mal gusto: anciano, invidente y lavabo, por viejo, ciego y retrete. Confieso que a veces se usan los eufemismos también por esnobismo, por afectación, como estas perlas pescadas en el DOGV en la postrera época de mi vida profesional: segmento de ocio, segmento lúdico (recreo), unidades didácticas (clases), diseño curricular (plan de estudios), experiencias piloto (innovaciones), época en la que pensé yo crear un Taller de Alfarería Poética. Llamamos a la guerra acción armada o intervención armada, a las tropas contingente militar; al amancebamiento vida en pareja, en pareja de hecho, claro está; el concubinato es la unión de hecho, el novio, el compañero sentimental. Denominamos eutanasia al homicidio por compasión, interrupción del embarazo al aborto. Deshumanizamos a los emigrantes designándolos como ilegales y sin papeles; y aceptamos su expulsión como reorganización urbana, y su genocidio al transformarlo en, ¡horror!, limpieza étnica o exterminio higiénico. Ocultamos la opulencia de los países ricos significándolos como avanzados, frente a los pobres, poco avanzados, y como nos araña las tripas la indigencia, nombramos a los indigentes subdesarrollados. Los despidos son reestructuraciones empresariales, más conocidas como EREs, y los plagios intertextualidad. Embellecemos a las criadas como empleadas de hogar, aunque no las damos de alta en la Seguridad Social, a los oculistas como oftalmólogos, a los dentistas como médicos estomatólogos o cirujanos dentales y a los aparejadores como arquitectos técnicos. Y ahítos de usar términos de nuestro idioma, llegamos a echar mano de préstamos de otras lenguas, de modo que el sodomita se transforma en gay y la compostura en fair play. Seguiremos.

RECUERDA:
Barbero, loco y parlero
Quien bien ata, bien desata
Quien tiene oficio practíquelo
Quien poco sabe presto lo reza
Quien tiene arte va por toda parte
Sabe bien dónde le aprieta el zapato
No hay peor aprender que no querer
El que anda con la miel algo se le pega
 
El que no es para estudiar, dedíquese a arar

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