El
prefijo griego –eu, cuyos significados son muy variados, pero siempre positivos
(bien, recto, justo, favorable, feliz, abundante, rico…), ha entrado a formar
parte de un gran número de vocablos españoles, aunque en palabras como evangelio
sea ya difícil reconocerlo, en este caso por un cambio de grafía: eu-angélion
era en griego ‘el buen anuncio’, ‘la buena noticia’, es decir, nuestro evangelio,
palabra registrada ya en documentos peninsulares de la primera mitad del siglo
XIII. Poco después, en la primera mitad del siglo XIV, encontramos el prefijo
formando parte de la palabra eucaristía, propiamente ‘buen
reconocimiento’, es decir, ‘agradecimiento’, ‘acción de gracias’. Más moderno
es el término eutrapelía, arte de contar chistes, de hacer gracia,
incluso de ‘bufonear’. La forma eutrapelía (XVII) se transformó en eutrapelia,
que aún utilizamos hoy. El eucalipto es un árbol que se importó de
Australia en el siglo XIX. Su nombre significa ‘cubro, tapo, guardo bien’, en
referencia a la manera que tiene de esconder, de ‘encapsular’ su fruto. En la
segunda mitad del XIX entró eufemismo, al que dedicaré otra apostilla. Y
ya en el siglo XX por vía culta tomamos eupepsia ‘que favorece la
digestión’, ¡con qué resultados a veces!; euforia, propiamente, ‘capacidad
para soportar el dolor’, ‘sensación de bienestar’; eutanasia ‘buena
muerte’, ‘muerte sin dolor’; eugenesia ‘mejora de la raza’ o euritmia
'armonía en el ritmo’… La significación siempre positiva ha dado lugar al uso
como nombres propios de palabras como Eufrasia ‘la que alegra’ y su
correspondiente forma masculina, Eufrasio; Eugenio, Eugenia:
‘el bien engendrado’, ‘la bien nacida’; Eulalio y Eulalia, el y la que ‘habla
bien’, ‘que tiene elocuencia’; Eusebio ‘el piadoso’; Eudosia ‘la
famosa’ ‘la de buena honra’.
RECUERDA:
Intentar a nadie puede dañar
El primero que llega ese la calza
Caballo que vuela no quiere espuela
La cera que va delante es la que alumbra
Imita la hormiga si quieres vivir sin fatiga
Anda el hombre al trote por ganar su capote
La diligencia es la madre de la buena ventura
Nunca esperes a que tu amigo haga lo que tú pudieres
Si caminares, Vicente, no comas en cada lugar ni bebas en cada fuente
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