domingo, 27 de agosto de 2017

Apostillas al refranero. Narcotraficantes


         Por fas o por nefas casi todo lo que surge alrededor de Gibraltar es de vergüenza. A ver si con el brexit se acaba la situación y dejamos de echar la culpa a los británicos y a los llanitos: Han surgido mafias de narcotraficantes cada vez más crecidas que han obligado a levantar barreras en la desembocadura del Guadarranque a fin de evitar el cobijo de lanchas zodiac dotadas de motores de novecientos caballos que trasladan droga desde Marruecos a España. Dicen alcaldes de la zona que el problema radica por una parte en la cercanía de Marruecos y por otra en las enormes bolsas de pobreza existentes en los pueblos, que empujan a la población a participar en el acarreo y ocultación de la mercancía, ya que las cantidades que cobran por una colaboración superan a las que pueden conseguir trabajando durante todo un mes en cualquier oficio de los que se ofrecen en la comarca. Un piloto con caché en el mundillo narco, experimentado en el manejo de una zodiac, puede ganar treinta mil euros por bulto de hachís desembarcado. Para saber si la zona de desembarco está libre de vigilancia o limpia de presencia policial, utilizan a los puntos, individuos normales que desde una esquina o una terraza e incluso un automóvil vigilan los movimientos de la Guardia Civil y advierten de su cercanía por medio de móviles de usar y tirar o de walkie-talkies, para no dejar rastro de las llamadas. Cuando consideran óptimas las condiciones, acercan, incluso a pleno día, la droga al lugar convenido, adonde llega un todoterreno de última gama, y una docena de hombres con trajes de neopreno descienden rápidamente hasta la lancha y en menos de diez minutos la vacían, llenan el automóvil y desaparecen como por ensalmo. La impunidad con que actúan crece y ha habido ataques a la Guardia Civil: en el mes de marzo, uno de sus coches fue apedreado por cerca de cien personas, cuando intentaban evitar el desembarco de un alijo, y los guardias hubieron de pedir ayuda a la Policía Nacional. Un mes después, un guardia que iba a su trabajo a las seis de la mañana recibió una soberana paliza de un grupo de conductores que hacían maniobras sospechosas.

RECUERDA:

Quien mal anda, mal acaba
Un ojo al plato y otro al gato
Tópanse los hombres y no los montes
El que quita la ocasión quita el peligro
Del bien al mal no hay el canto de un real
Las tripas llenas, que ellas llevan las piernas
Más quiero poco en seguro que mucho en peligro

 No hay ladrón sin encubridor

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