domingo, 5 de noviembre de 2017

Apostillas al refranero. Revolución culinaria

         El descubrimiento de América supuso la mayor revolución gastronómica conocida en la historia. La cocina romana en los primeros siglos de nuestra Era basaba su dieta en tres plantas mediterráneas: trigo, olivo y vid: pan aceite y vino, con la que las legiones se enseñorearon del Mediterráneo y lo transformaron en un mar latino. Con la invasión musulmana en el siglo VIII, los europeos gozarían de nuevos productos traídos de Oriente: el arroz, los cítricos, el azúcar y un buen número de especias. Pero el cambio más profundo e intenso llegaría en los siglos XVI y XVII, provocado por el encuentro de productos conocidos en Europa y los nuevos descubiertos en el Nuevo Mundo, y de los que a los españoles les tocó hacer de introductores. Hasta entonces nunca paladares europeos habían saboreado el ananás, conocido también como piña, pues los españoles les daban los nombres que les recordaban a alimentos conocidos en su país, el maíz, la patata o papa, el tomate o manzana del paraíso, el pimiento, las alubias, el chocolate, el pavo o gallo de papada… Pero en el Nuevo Continente, nunca habían degustado las carnes del ganado ovino, porcino y bobino, ni el azúcar, ni el café, el vino o el azúcar, ni los pollos o las gallinas. La cocina nueva del Nuevo Mundo se creará por asociación de productos europeos e indígenas. Puesto que la alimentación indígena, salvo en el caso de sociedades desarrolladas (aztecas e incas) era habitualmente un medio de mera subsistencia, parece natural que fueran los españoles quienes impusieran sus usos culinarios, no como imposición a las bravas, sino como necesidad exigida por la mayor práctica y el superior dominio de las artes culinarias.


RECUERDA:


Tapar la nariz y comer perdiz
Gallina vieja hace buen caldo
Vaca y carnero, comer de caballero
Sed de cazador y hambre de pescador
Sal quiere el huevo y gracia para comerlo
La sardina y la longaniza al calor de la ceniza
Por carne, vino y pan deja cuantos manjares hay
Si las sardinas y el puerco volaran, mucho más se estimaran


Sobre brevas, agua no bebas

No hay comentarios:

Publicar un comentario