lunes, 28 de julio de 2014

Apostillas al refranero. Compañías

           
            Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no olvides la enseñanza de tu madre; pues serán hermosa corona en tu cabeza y gargantilla en tu cuello. Hijo mío, si los pecadores intentan camelarte, no aceptes. No sigas, hijo mío, su camino, aleja tus pasos de su senda.
           La sabiduría penetrará en tu mente y el saber se te hará atractivo; la reflexión cuidará de ti y la prudencia te protegerá, para apartarte del mal camino, del hombre que habla con engaños, de los que abandonan el sendero recto para ir por caminos tortuosos, de los que disfrutan haciendo el mal y gozan con la perversión, de los que van por senderos torcidos y caminos extraviados.
           No envidies a los malvados, ni desees estar con ellos, porque su corazón trama violencias y sus labios hablan de desgracias.

 
RECUERDA:

 
Tal para cual
Cada cual ama a su igual
Perdido es quien tras perdido anda
Quien con un cojo pasea al año cojea
Más vale solo que con ruin compañero
Quien con lobos anda a aullar aprende
Ruin con ruin, que así se casan en Dueñas
Nunca falta un perdido para un mal hallado
No han ningún necio que no encuentre su compañero

 La compañía de la alpargata, que en el camino se desata

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