En el Libro de Buen Amor, cansado el
enamoradizo Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, de no comerse ni una rosca, después
de una trifulca con don Amor, recibe del dios una serie de consejos para poder conseguir
sus propósitos: Debe elegir una mujer cual conviene, ha de procurarse una
alcahueta que le allane el camino, debe ser desprendido, no ha de mostrar
pereza, ha de cortejarla y requebrarla con asiduidad, tiene que ser limpio, cuidadoso
y elegante, se abstendrá de la embriaguez... Al mismo tiempo ilustra los
consejos con sendas historietas a cual más sabrosa, de modo que leer esta parte
de la obra es una auténtica delicia. Doña Venus, esposa de don Amor, termina de
aconsejar al arcipreste y, claro, los éxitos comienzan de manera inmediata con la
caza de la primera pieza, la hermosísima bilbilitana doña Endrina, hija de doña
Rama.
También del refranero podría extraerse
una especie de ars amandi, menos poético,
pero tan práctico como el de Juan Ruiz o el de Ovidio.
RECUERDA:
No me toques, que
no soy guitarra
Por las faldas
se sube a las montañas
Obras son amores
y no buenas razones
El reloj y el garzón
siempre han de dar
Ni amor ni señoría
requieren compañía
La doncella y el
garzón para en uno son
A la moza loca anden las manos y calle la boca
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