viernes, 26 de septiembre de 2014

Apostillas al refranero. Degradación


            En el poema de Dante Alighieri conocido como la Divina Comedia, el poeta se nos presenta cargado de sueño y perdido en una selva oscura (los vicios humanos), acosado por tres fieras: un león (la soberbia), un leopardo o pantera (la lujuria) y una loba (la ‘acedía’, el hastío, considerada por los escolásticos como el mayor de los pecados). Por intervención de su amada Beatriz, que se halla en el Paraíso, un hombre acude en su ayuda, el poeta Virgilio, quien lo va a guiar a través de la región subterránea de los condenados (un cono invertido cuyo vértice coincide con el centro de la tierra), donde recorrerán los nueve círculos en que han sido distribuidos los pecadores, según el grado de su culpa. En el vértice del cono se halla Lucifer, un monstruo dotado de tres cabezas por cada una de las cuales devora a un traidor: Casio, Bruto y Judas.
            Salvadas las distancias, también el refranero dispone de su propia escalera hacia la degradación moral, a fin de prevenirnos contra esa senda de descenso y deshonra. Estaría constituida por seis peldaños, correspondiente cada uno a un caso de la declinación latina, según la serie que a continuación ofrezco: Nominativo, juego; genitivo, taberna; dativo, pobreza; acusativo, robo; vocativo, asesinato; ablativo, horca.

 
RECUERDA:

 As de oros no lo jueguen bobos
Al jugar y perder, pagar y callar
Juras de tahúr saltos son de liebre
A pares y nones perdí mis calzones
La ocasión y los naipes a todos hacen iguales
Juegos, pendencias y amores engañan a los hombres
No me pesa que mi hijo pierda, sino que desquitarse quiera
 

 Ni juegues ni trates con mujeres y vivirás como quisieres

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