martes, 23 de septiembre de 2014

Apostillas al refranero. Iberia

            Cuenta la leyenda negra, que quiere siempre poner palos atravesados en los radios de las ruedas de los españoles para desacreditarnos, y que, por ende, nunca habla bien de nosotros ni dice verdad al respecto así la aspen que antes de la llegada de los romanos la península Ibérica carecía totalmente de unidad, que las diferencias entre los habitantes de unas regiones y otras eran abismales pues, como aún estaba por inventar el avión, las vías de ferrocarril no habían sido trazadas, faltaban autopistas, carreteras provinciales e incluso carecíamos de calzadas romanas adoquinadas o sin adoquinar, y solo disponíamos de veredas abiertas por el paso de animales, la relación entre los españoles de la época era muy difícil. Los turdetanos, bastetanos y oretanos del Betis tenían mínima relación con los edetanos, ilergetes, cerretanos e indigetes del Barça o con los carpetanos, arevacos, vacceos, vetones, pelendones y celtíberos del Madrid, y nula con galaicos, astures, cántabros, várdulos y vascones del Athlétic. Además, existía el impedimento orográfico, esas cordilleras como murallones, imposibles de pasar, donde se helaba hasta el aliento, con nieves perpetuas que no desaparecían ni en lo más cálido de agosto. Así que la leyenda subsahariana, digo, dice que todos los ibéricos de la península estaban orgullosos de ser como eran, de vivir como vivían, y sobre todo de sus diferencias con los otros ibéricos, tanto que cuando por casualidad se encontraban se gastaban muchas bromas habitualmente muy pesadas, de modo que acababan a mamporrazo limpio, así que terminaron acantonándose en aldehuelas por las que se partían el pecho y todo lo que hubiera que partirse, al tiempo que se mofaban de las aldehuelas aledañas, de las lejanas, de las distantes y de las ultramontanas, con escarnios, befas y ludibrios recogidos posteriormente en el refranero.
 
RECUERDA:
 
Hijos de Madrid, uno bueno entre mil
La puta de Toro; y la trucha del Duero
Ni amigo burgalés ni cuchillo cordobés
Hijos de Sevilla, uno bueno por maravilla
Orense: buen pan, buen vino y mala gente
El montañés por decir una necedad dice tres
Pancorbo, Briviesca y Belorado, patrimonio del diablo
Alba de Tormes, llena de putas y de ladrones; mira la capa dónde la pones
 
Salamanca a unos sana y a otros manca, pero a todos deja sin blanca


No hay comentarios:

Publicar un comentario