Cuenta la leyenda negra, que quiere siempre poner palos atravesados en los
radios de las ruedas de los españoles para desacreditarnos, y que, por ende,
nunca habla bien de nosotros ni dice verdad al respecto así la aspen que
antes de la llegada de los romanos la península Ibérica carecía totalmente de
unidad, que las diferencias entre los habitantes de unas regiones y otras eran
abismales pues, como aún estaba por inventar el avión, las vías de ferrocarril
no habían sido trazadas, faltaban autopistas, carreteras provinciales e incluso
carecíamos de calzadas romanas adoquinadas o sin adoquinar, y solo disponíamos
de veredas abiertas por el paso de animales, la relación entre los españoles de
la época era muy difícil. Los turdetanos, bastetanos y oretanos del Betis
tenían mínima relación con los edetanos, ilergetes, cerretanos e indigetes del Barça
o con los carpetanos, arevacos, vacceos, vetones, pelendones y celtíberos del
Madrid, y nula con galaicos, astures, cántabros, várdulos y vascones del Athlétic.
Además, existía el impedimento orográfico, esas cordilleras como murallones,
imposibles de pasar, donde se helaba hasta el aliento, con nieves perpetuas que
no desaparecían ni en lo más cálido de agosto. Así que la leyenda subsahariana,
digo, dice que todos los ibéricos de la península estaban orgullosos de ser como
eran, de vivir como vivían, y sobre todo de sus diferencias con los otros
ibéricos, tanto que cuando por casualidad se encontraban se gastaban muchas
bromas habitualmente muy pesadas, de modo que acababan a mamporrazo limpio, así
que terminaron acantonándose en aldehuelas por las que se partían el pecho y
todo lo que hubiera que partirse, al tiempo que se mofaban de las aldehuelas
aledañas, de las lejanas, de las distantes y de las ultramontanas, con escarnios,
befas y ludibrios recogidos posteriormente en el refranero.
RECUERDA:
Hijos de
Madrid, uno bueno entre mil
La puta de
Toro; y la trucha del Duero
Ni amigo
burgalés ni cuchillo cordobés
Hijos de
Sevilla, uno bueno por maravilla
Orense: buen
pan, buen vino y mala gente
El montañés
por decir una necedad dice tres
Pancorbo,
Briviesca y Belorado, patrimonio del diablo
Alba de
Tormes, llena de putas y de ladrones; mira la capa dónde la pones
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