miércoles, 3 de septiembre de 2014

Apostillas al refranero. Maldad


            Según un proceso judicial de 1579, hubo en Madrid un matrimonio, formado por Alonso de Zayas y María, que tenía una taberna en la Cava Baja. Parece ser que la tal María era mujer de poco aguante, de muchos redaños y capaz de tener a raya al más plantado. Un buen día llegó a la taberna un grupo de soldados de la Guardia Real, recién cobradas las soldadas, con ganas de echar unos tragos y piropear, o lo que fuere, a la Mari Morena, nombre de guerra de la tabernera. Pidió la soldadesca de lo mejor de la casa, pero eso lo guardaban Mari Morena y Alonso para clientela de otro pelo, funcionarios y gentes de la Corte, así que respondieron que nones, que para ellos bastaba con el morapio. Insistieron los soldados ya un tantico calientes y se armó una bronca digna de los campos de Agramante. Tan bien manejó aquel día María la sartén en la trifulca, tanta estopa soltó a diestro y siniestro, tantos ojos puso a la funerala, tantos cogotes sembró de chichones, de tantos cardenales llenó las costillas enemigas, tantas narices aplastó y tan bien supo mantener su posición que, humillados los soldados, hubieron de pedir tregua y salir con las orejas gachas hacia el calabozo escoltados por la real policía militar, o lo que fuera de la época, mientras los corchetes se las vieron y se las desearon para apaciguar a María y conducirla ante el escribano de guardia. Por eso, cuando hoy en día se producen camorras, pendencias, disputas ásperas y violentas, se dice que se arma la marimorena.

 
RECUERDA:

 
Cual es el cuervo tal es el huevo
Poca hiel hace amarga mucha miel
Quien mala cama hace en ella yace
Puerco sarnoso revuelve la pocilga
Quien no te conozca que te compre
Quien malas mañas ha tarde las dejará
Quien mierda echa a la colada mierda saca
Vase el bien al bien y el mal al que lo tiene
El ruin, cuanto más le ruegan, más se ensancha

 
En casa de Miguel, él es ella y ella es él

 

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