viernes, 5 de septiembre de 2014

Apostillas al refranero. Vida airada

            
            De colores se visten las flores en la primavera, y por medio de colores nos diferenciamos o nos clasificamos y agrupamos las personas: los colores de las banderas permiten distinguir los diversos países, los colores de los uniformes nos hacen reconocer a los miembros que integran las instituciones..., y es curioso constatar que en determinados territorios, épocas y circunstancias, los colores han servido para discriminar. En la Francia del siglo XIII, en el reinado de Luis IX, para distinguir a las mujeres de vida airada se exigió a las que no lo fueran llevar una tira de tela amarilla rodeando la cintura. Como suele ocurrir en cualquier país mediterráneo, hecha la ley, hecha la trampa: las prostitutas, por aquello del qué dirán, se colocaron también el distintivo de modo que, siéndolo, no pareciera que lo eran. En nuestro país lo que se hizo fue uniformar a las prostitutas, quienes habían de vestir con sayas de color pardo cuyos bajos acabaran en picos. De ahí procede el modismo irse de picos pardos cuando uno sale de juerga jaranera o se va a echar una cana al aire.
 
RECUERDA:
 
Tras los picos van los chicos
Moza ventanera o puta o pedera
A la de amarillo no es menester pedirlo
Más vale buena fama que cintura dorada
Putería y hurto nunca se esconden mucho
Tres años de mesón, seis de Salamanca son
Moza de mesón no duerme sueño con sazón
Breva verdal y moza de hostal palpando se madura
Amor de puta y convite de mesonero siempre cuestan dinero
 
 Muchas van en romería que paran en ramería


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