De colores se visten las flores en
la primavera, y por medio de colores nos diferenciamos o nos clasificamos y
agrupamos las personas: los colores de las banderas permiten distinguir los
diversos países, los colores de los uniformes nos hacen reconocer a los
miembros que integran las instituciones..., y es curioso constatar que en determinados
territorios, épocas y circunstancias, los colores han servido para discriminar.
En la Francia del siglo XIII, en el reinado de Luis IX, para distinguir a las
mujeres de vida airada se exigió a las que no lo fueran llevar una tira de tela
amarilla rodeando la cintura. Como suele ocurrir en cualquier país
mediterráneo, hecha la ley, hecha la
trampa: las prostitutas, por aquello del qué dirán, se colocaron también el
distintivo de modo que, siéndolo, no pareciera que lo eran. En nuestro país lo que
se hizo fue uniformar a las prostitutas, quienes habían de vestir con sayas de color
pardo cuyos bajos acabaran en picos. De ahí procede el modismo irse de picos pardos cuando uno sale de juerga
jaranera o se va a echar una cana al aire.
RECUERDA:
Tras los picos
van los chicos
Moza ventanera
o puta o pedera
A la de amarillo
no es menester pedirlo
Más vale buena
fama que cintura dorada
Putería y hurto
nunca se esconden mucho
Tres años de mesón,
seis de Salamanca son
Moza de mesón no
duerme sueño con sazón
Breva verdal y
moza de hostal palpando se madura
Amor de puta y
convite de mesonero siempre cuestan dinero
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