Aunque
no se ha conservado ninguna obra suya, el pintor Apeles gozó en el mundo
clásico griego de extraordinaria fama no solo por sus cuadros, descritos
algunos en obras literarias, sino también porque hizo un tratado de arte cuyos cánones
fueron modelo para artistas del Renacimiento. Cuenta el historiador Plinio el
Viejo que Apeles solía exponer sus cuadros en la plaza para poder escuchar las
opiniones de sus contemporáneos y que en una ocasión en que había retratado a
un personaje importante en la vida de la ciudad, un zapatero se detuvo e hizo
una crítica acerca de la forma que había dado a una de las sandalias del
retratado. Con humildad, el pintor acató la observación, se llevó el cuadro al
taller, rectificó el error y de nuevo lo ofreció a la consideración pública.
Cuando el zapatero volvió a pasar por el lugar, dándose cuenta de la
corrección, muy ufano por el éxito que había obtenido, extendió sus críticas a
otros aspectos de la pintura, críticas que se hallaban fuera de toda sensatez,
así que Apeles irónicamente exclamó: ¡Zapatero,
a tus zapatos!
RECUERDA:
Lo bien hecho
bien parece
Dios aprieta,
pero no ahoga
Dios da frío
conforme a la ropa
Pon la capa
como viniere el viento
Lo poco agrada
y lo mucho enfada
Ni médico
novel ni confesor doncel
No es bueno lo
que no viene a su tiempo
Cada cosa a su
tiempo, y los nabos en Adviento
La ensalada,
salada, bien aceitada y poco avinagrada
Procura lo
mejor, espera lo peor y toma lo que viniere
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