domingo, 21 de diciembre de 2014

Apostillas al refranero. Comedimiento

            Uno de los aspectos más atrayentes de El alcalde de Zalamea, de Pedro Calderón de la Barca, es el enfrentamiento del general don Lope de Figueroa, heroico personaje real, hombre autoritario, gotoso, malhumorado y jurador, con Pedro Crespo, persona recta, labrador respetado, agudo, cachazudo y respondón. El uno, defensor a ultranza del fuero militar; el otro, representante del villano que se resiste a ser atropellado por quienes se consideran casta superior, y que defiende la esencial igualdad de todos, pues “no hubiera un capitán, si no hubiera un labrador”. El primer enfrentamiento se da casi al final de la jornada I, en que la actitud del militar es altanera y el labrador responde en consonancia. En el segundo encuentro desaparece toda acritud: el de Figueroa olvida la altanería y Crespo lo imita, moderando sus respuestas: “Yo, señor, respondo siempre / en el tono y en la letra / que me hablan: ayer vos / así hablabais, y era fuerza / que fueran del mismo tono / la pregunta y la respuesta. / Demás que yo he tomado / por política discreta / jurar con aquel que jura, / rezar con aquel que reza”. Las alegaciones del general son contestadas con respuestas tan ágiles y razonables, que el militar ha de ceder. Isabel, la hija de Pedro, es violada por el capitán Álvaro de Ataide. Poco después, Crespo es elegido alcalde. Herido don Álvaro, es encarcelado por la justicia ordinaria. El labrador-alcalde intenta reconducir la situación haciendo que don Álvaro se case con su hija. Se lo pide con toda humildad: dejando simbólicamente a un lado la vara de mando, hinca en tierra las rodillas, le ofrece su fortuna y se ofrece a sí mismo, pero el capitán, desafiante, rechaza toda propuesta. Acude don Lope a reclamar el preso y el nuevo enfrentamiento, memorable, acaba cuando el propio rey zanja la cuestión aceptando el ajusticiamiento del capitán transgresor.
 
RECUERDA:
 
Oye manso y habrás descanso
A mal hablar, buena respuesta
La blanda respuesta la ira quiebra
Compuesta, la palabra parece dama
Con azúcar y miel, cagajones saben bien
A Roma se va por todo, pero por cojones no
Dando gracias por agravios, negocian los hombres sabios
 
 Todos los extremos son viciosos


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